La Unidad de Diabetes Infantil del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha desarrollado un programa para pacientes en edad pediátrica que incluye el uso de bombas de infusión subcutánea continua de insulina y sistemas de monitorización constante de glucosa que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los menores afectados. Doce de ellos, así como sus familiares directos, se benefician ya de la utilización de estos dispositivos y han participado hoy en un taller en el que se les han dado pautas para mejorar su manejo.
Con esta iniciativa, se pretende reforzar la eficiencia de las unidades de diabetes, a través de un programa estructurado para el inicio de terapia con bomba de insulina y del sistema integrado, una opción más avanzada que, además de la bomba, incluye el uso de un sensor de glucemia con parada predictiva que impide entrar en hipoglucemia.
La doctora Isolina Riaño, responsable de la unidad, dirige un equipo integrado por diabetólogos, pediatras y enfermería especializada, que cuenta con el apoyo de dietistas y psicólogos. Entre sus fines está garantizar un tratamiento optimizado, que incluya la aplicación de nuevas tecnologías para el control y tratamiento de la diabetes mellitus.
La terapia con sistemas de infusión subcutánea continua de insulina (ISCI) o bombas de insulina es la modalidad de tratamiento intensivo más avanzada para estos casos. Combina de forma independiente una liberación basal de insulina a lo largo de las 24 horas del día con la posibilidad de aportar bolos adicionales antes de las comidas y en respuesta a valores elevados de glucemia. Este método resulta más preciso y tiene menor variabilidad.
Ventajas
Entre sus principales ventajas está la mejoría del control glucémico. El uso de ISCI parece disminuir los valores de hemoglobina glicosilada (el promedio de glucosa o azúcar en sangre) entre un 0,5 y un 1%. Ya que esto se relaciona con las complicaciones, cualquier descenso supone reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo como retinopatías (-76%), nefropatías (-84%), neuropatía periférica (-64%) y enfermedad cardiovascular (-57%).
También ayuda a evitar las hipoglucemias graves, que pueden provocar daño cognitivo (pérdida de memoria y de la capacidad de aprendizaje) y permite aumentar la calidad de vida. Este tipo de tratamiento reduce la interferencia en la vida diaria y ofrece una mayor flexibilidad en los horarios de las comidas, además de facilitar la participación de los menores en las actividades propias de su edad.
Requisitos
Para conseguir que estos tratamientos resulten eficaces, es precisa la colaboración de pacientes y familiares, así como contar con un equipo multidisciplinar con experiencia en el tratamiento con ISCI, que esté disponible para consulta 24 horas o al menos durante el día, y disponer de un programa educativo estructurado.
Para el ajuste de las dosis de insulina se requiere la determinación frecuente de glucemias capilares, acompañada o no de la monitorización continua de la glucosa intersticial, que aporta aún más información sobre las oscilaciones de glucosa. Asimismo, es imprescindible medir el contenido en hidratos de carbono de los alimentos y la valoración del ejercicio físico.
También se necesita una educación diabetológica continuada y personalizada, que incluya sesiones de reciclaje periódicas y específicas en el empleo de nuevas tecnologías.