Uno de los grandes males de la vida moderna es la hipertensión. Una presión arterial alta tiene consecuencias graves que se pueden traducir, por ejemplo, en un fallo cardiaco. Llevar una vida sedentaria, el exceso de sal o seguir una dieta inadecuada son algunos de los factores que la causan.
La publicación médica The Lancet ya alertaba hace diez años sobre los peligros de la hipertensión y cómo afectaba en especial a las personas en los países desarrollados. La previsión que se hacía en el artículo apuntaba a que 1.500 millones de personas podrían sufrir de hipertensión en 2025. Sin embargo, la cifra no incluía a los gatos.
La hipertensión felina puede causar daños en los ojos, el corazón, el cerebro o los riñones
La Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM, por sus siglas en inglés) ha puesto el foco en una preocupación muy similar a la que se exponía en The Lancet. Los gatos, sobre todo los más viejos, son también víctimas de la hipertensión pero la mayoría de las veces no llega a diagnosticarse e impide un tratamiento preventivo.
Como consecuencia, el animal puede acarrear consecuencias muy graves, como por ejemplo, daños importantes en órganos como los ojos, el corazón, el cerebro o los riñones. En muchos casos son irreversibles, como la ceguera causada por el desprendimiento de retina.
Pero esta dolencia se puede tratar si se actúa a tiempo. Un diagnóstico temprano es clave para poder aplicar el tratamiento oportuno y evitar males mayores. No obstante, esto obliga a los dueños a asumir una rutina que implica medir la presión arterial de los felinos de forma periódica, algo bastante infrecuente y en muchos casos, difícil.
Incluso si no se puede hacer en casa, acudir a una clínica para que lo haga un especialista conlleva una dificultad añadida: los gatos son muy susceptibles al estrés cuando se les lleva al veterinario, y su ansiedad puede hacer que la presión arterial aumente de forma anormal al encontrarse en un entorno médico. Es lo que también se conoce en humanos como «hipertensión de bata blanca”.
Recomendaciones para los veterinarios
Para llamar la atención sobre este problema y ayudar a los veterinarios a mejorar el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión felina, la ISFM publica en la revista Journal of Feline Medicine and Surgery una guía con algunos consejos. El documento aporta una serie de recomendaciones recogidas entre veterinarios de Reino Unido, Australia, Estados Unidos y España, entre otros.
El texto incluye indicaciones para medir la tensión de forma correcta según la edad y el estado de salud de los animales, para tratarles de forma correcta durante la medición evitando así que sufran estrés o para decidir si necesitan una terapia hipertensiva en función de los resultados o del posible daño en los órganos.
“La guía está bien ilustrada y es fácil de leer, esperamos que ayude a que los veterinarios se acostumbren a medir la presión arterial de los gatos. Esto ayudará a identificar una condición que se puede tratar evitando muchas consecuencias clínicas”, explica Samantha Taylor, especialista en medicina felina y una de las coautoras del trabajo.