Londres/Berlín, 4 ene (dpa) – Acaba de empezar el año y ya llega la primera pasarela de moda: el viernes arranca en Londres la Fashion Week para hombres, a la que seguirá Berlín dos semanas más tarde. El goteo de desfiles no cesará hasta el 8 de marzo, cuando finaliza el prêt-à-porter de París, el tradicional cierre de los grandes eventos de la moda.
Sin embargo, entre bambalinas se gestan varios procesos que podrían hacer tambalear todo el sistema. Hay quienes ya hablan incluso de revolución.
La agitación comenzó en febrero de 2016. Christopher Bailey, director creativo de Burberry, anunció que en el futuro presentaría la moda femenina y masculina en un único show. Y todo lo que se viera sobre la pasarela llegaría de inmediato a las tiendas.
El sector se quedó perplejo. Hasta entonces, había dos preceptos que parecían irrevocables: fechas separadas para las colecciones de mujeres y hombres y colecciones para la siguiente a la próxima temporada. Así, al menos, se organizaban la producción, los pedidos y las entregas. Pero Burberry cuestionó todo el sistema.
Ahora, en vísperas de la nueva ronda de desfiles, cada vez más casas han optado por un show único y mixto. Entre los nombres más conocidos figuran desde Gucci a Bottega Veneta, Dsquared2, Kenzo, Paul Smith y Calvin Klein.
«Esta decisión es la consecuencia natural de mi visión de la moda, que entiende a la mujer y el hombre como unidad», argumentó el director creativo de Gucci, Alessandro Michele. En el mismo sentido se expresaban Dan y Dean Caten, artífices de Dsquared2: «Cuando diseñamos moda para hombres pensamos automáticamente en la mujer, y viceversa».
Sin embargo, quizá detrás de la decisión haya también motivos económicos. «El segmento del lujo no siempre crece con tanta fuerza. Al juntar ambos desfiles, se ahorra en costes», apunta Michael Werner, redactor jefe de la revista especializada alemana «TextilWirtschaft». Y es que detrás de cada desfile suele haber un contrato millonario.
Pero más radical aún que los desfiles mixtos resulta el concepto «vea ahora, compre ahora», que permite acceso inmediato a lo que se muestra sobre la pasarela. Esto supondría el paso de una presentación de tendencias a un evento comercial. Además de Burberry, el salto ya lo han dado Tommy Hilfiger y Tom Ford.
La transición ha sido posible gracias a Internet. Los desfiles, antaño cerrados a un selecto grupo de periodistas y compradores, pueden verse ahora en streaming a través de la red. Y según los defensores del «vea ahora, compre ahora», lo que allí se presenta se adaptaría a las necesidades de consumo del momento.
Sin embargo, expertos como Werner argumentan que el lujo «se define también por el deseo, la desaceleración y la limitación». Esta sería la razón por la que, por ejemplo, las casas tradicionales francesas como Hermès, Louis Vuitton o Dior se han alejado, al menos de momento, de esta idea.
En las próximas Semanas de la Moda de Londres, Nueva York, Milán y París, la combinación de ambos conceptos generará seguramente confusión entre los profesionales. Pues lo único que está claro es que no hay una solución correcta para todos.
Además, los desfiles de moda siempre han sido, en primer lugar, un instrumento de marketing. Lo que allí se presenta no es más que una pequeña parte de la colección de un diseñador. Y en esto, el «vea ahora, compre ahora» no cambia nada.
Por Axel Botur