La incidencia de la gripe en Asturias aumentó durante las dos últimas semanas de noviembre, sobre todo entre los menores de 15 años, lo que implica el comienzo de la onda epidémica estacional de esta enfermedad, cuya tasa se sitúa por el momento en 137,7 casos por cada 100.000 habitantes. La prevalencia se considera de intensidad baja.
Con un comportamiento poco predecible, por segundo año consecutivo, la gripe ha comenzado a circular un mes antes de lo habitual. Los expertos creen que el brusco descenso de las temperaturas a mediados del pasado mes favoreció el aumento del virus.
Como es habitual en las ondas epidémicas, la incidencia aumentó principalmente entre niños de 5 a 14 años. También se incrementó en los adultos y a partir de edades por encima de 65. A la vista de los virus predominantes, este año se espera mayor afectación entre personas de más edad que en la temporada anterior.
Asturias es la primera comunidad en la que se ha detectado una difusión epidémica. En el resto del territorio la actividad es esporádica, excepto en Andalucía, Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura y Navarra, donde continúa siendo nula.
La vacunación periódica a las personas mayores y vulnerables evita complicaciones graves y previene la mortalidad. En Asturias, se han vacunado ya 129.435 ciudadanos, de los que 98.723 tienen más de 64 años, lo que supone una cobertura del 39,1%.
Entre los usuarios que han sido inmunizados, y que figuran en los grupos de riesgo, un 80% tiene una enfermedad crónica y el 14% ha decidido vacunarse, a pesar de no padecer ninguna patología grave.
La Consejería de Sanidad recuerda que la campaña permanecerá vigente hasta el 31 de diciembre y que los mejores resultados se consiguen adelantando la vacunación al inicio de la onda expansiva.
La gripe es generalmente una enfermedad benigna de alta incidencia. Aunque su duración es variable, habitualmente suele prolongarse unas ocho semanas.
El tratamiento más adecuado consiste en aliviar los síntomas (fiebre, dolores musculares, malestar general, tos, dolor de cabeza, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta) mediante analgésicos y antitérmicos. En la mayor parte de los casos, la gripe se cura sola con las medidas habituales: beber abundantes líquidos (agua, zumos…) y utilizar los fármacos habituales, como el paracetamol, según las recomendaciones de los profesionales sanitarios, hasta recuperarse.
Los buenos hábitos ayudan a disminuir la transmisión del virus. Por este motivo, los expertos recomiendan lo siguiente:
- Utilizar pañuelos de papel para taparse la boca y la nariz cuando se tosa y se estornude. Si no se dispone de pañuelo de papel, se debe toser y estornudar sobre la manga de la ropa (en el hueco del codo) para evitar contaminar las manos
- Tirar los pañuelos de papel después de utilizarlos.
- Lavarse a menudo las manos con agua y jabón.
- Mantener una buena ventilación de los espacios cerrados.
- Limpiar con frecuencia las superficies que se tocan con las manos como los pomos de las puertas o los interruptores.