Colonia/Berlín, 11 nov (dpa) – El mismo año en el que Neil Armstrong ponía un pie en la Luna y Willy Brandt se convertía en canciller de la República Federal Alemana, el dramaturgo germano Günther Witte paseaba por la ciudad de Colonia con un directivo de la cadena de televisión pública WDR.
El mandamás televisivo tenía un encargo para él: quería que crease una serie policiaca. Witte consiguió algo más que eso: creó una serie de culto, «Tatort» («el lugar del crimen», en su traducción al español), que cada fin de semana desde hace 46 años ven con entusiasmo unos diez millones de espectadores.
«Tatort» ha logrado todo un hito en la historia de la televisión de Alemania: el próximo 13 de noviembre alcanzará los mil episodios, una cifra récord a la que ninguna otra ficción ha conseguido llegar en el país centroeuropeo.
¿Su secreto? Mantenerse fiel a la fórmula que Günther Witte marcó ya en el año 1969 y que se basa en tres pilares básicos: el primero tiene que ver con la importancia de que todas las regiones de Alemania aparezcan representadas; el segundo establece que, en cada capítulo, el comisario debe interpretar el papel principal y, el tercero y último es que «Tatort» debe reflejar la historia de Alemania.
De hecho, en este tiempo, la serie ha tocado prácticamente todos los temas que fueron relevantes socialmente en el país, entre ellos, el turismo sexual, el abuso de menores, los neonazis o las minas antipersona.
Las tramas discurren en las principales ciudades alemanas. Así, cada domingo un comisario diferente debe hacer lo imposible para ponerle rostro a uno o varios asesinos.
La variedad de localizaciones y de actores garantiza la frescura aunque los espectadores tienen sus comisarios y sus ciudades favoritas y, entre las 24 en las que se rueda la serie, Hamburgo se lleva la palma, logrando reunir delante del televisor a más de 12 millones de espectadores.
Desde el comienzo, la serie enganchó a los espectadores ofreciendo una gran dosis de realidad, mucho mayor de la que caracterizaba al resto de emisiones de la competencia. Así se explica que, generación tras generación, «Tatort» haya conseguido hacerse un hueco en la vida de los alemanes.
En los últimos años, la popularidad de la serie no ha dejado de aumentar. En Facebook la serie cuenta con 900.000 seguidores y es habitual que grupos de amigos acudan a bares para ver en grupo y en pantalla de grandes dimensiones un nuevo capítulo.
Semana tras semana la trama se repite: un comisario y su equipo deben resolver un asesinato. Así, cada domingo, desde el año 1970. No obstante, la rutina no aburre a los espectadores alemanes, grandes aficionados a la lectura de novela negra como demuestra el hecho de que títulos del género policiaco se sitúen año tras año entre los más vendidos.
«Tatort» se emite los domingos a las 20:15 horas en la televisión pública ARD, momento en el que a ningún alemán se le ocurriría llamar por teléfono a la casa de un amigo o conocido.
Por ahora, en sus episodios se ha investigado la muerte de 2.280 personas pero el reguero de cadáveres no termina.
Habrá más y por todo el país porque, de hecho, se estima que ahí radica una de las claves del éxito de la serie: a los alemanes adoran esta ficción porque en ella se reflejan todos los acentos del Estado y así todos, de norte a sur y de este a oeste, se sienten identificados.
Por Christoph Driessen y María Prieto