Bonn, 2 nov (dpa) – Una vitrina de la primera sala muestra un par de lonchas de embutido, como símbolo del trato de usted o de tú. «Las personas con síndrome de Down a menudo parecen tener menos edad de la que tienen en realidad», explica Julia Bertmann.
Por eso cuando salen de compras, ante el mostrador muchas veces les preguntan: «¿Te gustaría probar una loncha de fiambre?», tal como vendedores hacen a menudo cuando se trata de niños. «No, gracias. Y tampoco estaría mal si usted pudiera tratarme de usted», responde la mujer de 35 años.
La exposición denominada «Touchdown» presentada en el museo Bundeskunsthalle de la ciudad de Bonn permite adentrarse en la vida de personas que tienen síndrome de Down.
Fotografías, grabaciones y paneles reflejan situaciones de diversos aspectos de su vida diaria, por ejemplo en cuanto a relaciones amorosas, el trabajo y la familia. Los módulos y textos muestran asimismo que las personas que tienen la anomalía cromosómica también conocida como trisomía 21 se ven confrontadas con prejuicios. «Me molesta: la apariencia del síndrome de Down. Porque me miran clavándome los ojos. (…) Piensan que soy tonta», relata una joven.
«Personas con discapacitación aún chocan con barreras en la escuela, en el mundo laboral y en la sociedad», señala Thomas Krüger, presidente de la Central Federal de Formación Política de Alemania, que publica un libro especial sobre la exposición. «A pesar de la convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de las Naciones Unidas, Alemania aún tiene un largo camino por recorrer en este ámbito», agrega.
La muestra estará abierta hasta mediados de marzo de 2017 y documenta también los alcances de la investigación científica así como el desarrollo histórico del síndrome de Down. Un tapiz de grandes dimensiones, maquetas y una imagen a través del microscopio ilustran la particularidad genética de este síndrome, en concreto, que cada célula contiene 47 en vez de 46 cromosomas. La exposición describe además en forma neutral las posibilidades del diagnóstico prenatal para detectar qué probabilidades existen de que el bebé tenga síndrome de Down.
Una sección está dedicada al médico inglés John Langdon Down, el primer especialista en describir este síndrome en 1866. En comparación con sus estudios han sido montadas fotografías y tratados de otros médicos del siglo XIX que presentan una imagen intimidante de personas con síndrome de Down. En una sala en penumbras y con un ambiente opresivo, la exposición refleja la época del nacionalsocialismo, cuando enfermos y discapacitados fueron asesinados en forma sistemática.
Este singular modo de presentar el síndrome de Down pretende abrir el debate sobre la diversidad social, señalan los organizadores. El proyecto, que cuenta con el asesoramiento científico de la universidad de Bonn, «no es sólo una muestra de inclusión, es mucho más que eso», destaca el director del museo, Rein Wolfs, quien espera que la exposición también sirva para vencer prejuicios.
Por Petra Albers