El número de casos en los que se activa el código ictus en la región continúa aumentando progresivamente desde el año 2010. Este dispositivo de intervención urgente del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) en su primer año se activó en 117 ocasiones, y en los dos últimos años ya se sitúa en más de 400 casos.
Esta estrategia que se puso en marcha hace ya más de una década en el Principado para conseguir que el paciente pueda recibir el tratamiento antes de las cuatro horas y media desde el inicio de los síntomas funcionó el pasado año en 417 ocasiones, 300 casos más que en 2010.
También han aumentado la cifra de pacientes tratados en la fase aguda con técnicas de revascularización. Así, el número de trombectomías mecánicas (extracciones de trombos alojados en las arterias cerebrales) registradas el pasado año fue de 122, 31 casos más que en el año 2015. A esta cantidad es preciso sumar las fibrinólisis intravenosas, tratamientos para deshacer el trombo sin necesidad de intervención, que ascienden a unos 70 casos anuales.
La Consejería de Sanidad y el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) se suman este sábado a los actos programados con motivo de la celebración del Día Mundial del Ictus, jornada destinada a concienciar a la población sobre la importancia que tiene la prevención como factor clave para evitar esta enfermedad que se estima que afectará a uno de cada seis españoles a lo largo de su vida.
Un ictus es una alteración brusca de la circulación sanguínea cerebral que se origina por la formación de un coágulo que cierra el paso de la sangre o por la rotura de un vaso, que da lugar a una hemorragia o derrame cerebral. En Asturias, como en el resto de España, los ingresos hospitalarios motivados por enfermedades cerebrovasculares han aumentado como consecuencia del envejecimiento paulatino de la población.
En el conjunto del país, el ictus afecta cada año a unas 130.000 personas, de las cuales 80.000 fallecen o quedan con alguna discapacidad. Más de 300.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional, tras haber sufrido un ictus. Y, desde el punto de vista económico, el ictus supone entre el 7% y el 10% del gasto sanitario. Actualmente, este trastorno es más común a edades más avanzadas. El 75% de los ictus se producen en personas de más de 65 años, aunque también se produce en población más joven.
En Asturias, se calcula que hay unos 2.500 ictus al año que originan alrededor de 900 muertes anuales. Es la principal causa de fallecimiento en el conjunto de la población (7,4% en 2011), la más importante entre las mujeres (9,1%) y la tercera entre los varones (5,8%), además de las importantes secuelas que suele dejar en quienes la padecen.
El Principado cuenta con dos unidades de ictus con una capacidad de 12 camas monitorizadas atendidas por una enfermera y una auxiliar de enfermería en cada turno, seis en el Hospital Universitario de Cabueñes, en Gijón y otras seis en el HUCA, para atender a una población de poco más de un millón de habitantes, lo que constituye una de las mejores ratios del país.
Durante el 2015 la unidad de Cabueñes asistió a 531 pacientes y la del HUCA a 571 personas, unas cifras que se mantienen bastante estables en los últimos años.
Tanto en el HUCA como en Cabueñes se ha creado este año una Escuela de Ictus dirigida a pacientes, familiares y personas cuidadora, que ha sido muy bien valorada por los usuarios a quienes se les ofrece una serie de pautas para afrontar la enfermedad.
Evitar factores de riesgo
Además de una buena y rápida atención clínica, existe consensos sobre la importancia de incidir sobre los factores de riesgo modificables par evitar el accidente cerebrovascular como son el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, consumo de drogas, la hipertensión arterial, tener niveles de colesterol elevados en sangre, la diabetes, la obesidad, la vida sedentaria, las dietas ricas en sal y en grasas. La prevención primaria del ictus se basa en la identificación y corrección de estos factores de riesgo.