Düsseldorf, 25 oct (dpa) – En los últimos cinco años han estado casi abonados a la final en Berlín, por lo que todo el mundo espera mañana una victoria de Bayern Múnich y Borussia Dortmund en la segunda ronda de la Copa alemana de fútbol. Pero la presión no hace el trabajo fácil.
Vencer en casa al Augsburg y al Union Berlin, respectivamente, parece una tarea sencilla a priori, apenas un calentamiento antes de volver la próxima semana a la Liga de Campeones europea.
«No es un partido con los dos al mismo nivel, pero en un duelo de Copa todo es posible», advirtió, no obstante, el entrenador del Union, Jens Keller, cuyo equipo juega en la Segunda División.
Tanto el técnico del Bayern, Carlo Ancelotti, como su homólogo en el Dortmund, Thomas Tuchel, recurrieron a palabras conminatorias para mantener la tensión en sus jugadores, muy exigidos últimamente.
El trabajo más complicado parece en principio para el Bayern en el derby bávaro ante el Augsburgo. «En partidos de KO, la presión siempre es mayor porque se sabe que cualquier error se paga», advirtió el arquero del campeón alemán, Manuel Neuer.
También los jugadores del Borussia están aleccionados para tomarse al rival en serio. Al fin y al cabo, los berlineses están en racha, son segundos en su categoría y han ganado últimamente seis de siete partidos.
Doce mil fans viajarán desde la capital con objeto de acompañar a su equipo bajo el eslogan «Ninguna pared es infranqueable».
Pero si se toma la tabla de la Bundesliga como referencia, el «highlight» de los dieciseisavos de final de la Copa está en Colonia, donde el Hoffenheim se mide con el equipo local en un encuentro que enfrenta al cuarto y quinto del campeonato alemán.