Fráncfort, 18 oct (dpa) – Hace tiempo que la Feria del Libro de Fráncfort dejó de ser un evento meramente literario. Cada año, este escaparate global que hoy se inaugura en la ciudad del Meno da muestras de mayor creatividad y se lanza sin complejos a explorar los límites del negocio editorial.
En su 68 edición, el mundo del arte, en su vertiente más tecnológica, ha logrado colarse por la puerta grande. El hecho de que el pintor y creador multimedia británico David Hockney fuese hoy el maestro de ceremonias durante la rueda de prensa de apertura de la feria constituía todo un aviso a navegantes.
«Una tableta es un medio fantástico para un artista, todo lo que uno necesita es usar sus dedos (para pintar), no se precisa ni pincel ni agua y la paleta de colores y el lienzo nunca se acaban», señaló Hockney, de 79 años.
Además de artistas de talla internacional, a la ciudad del Meno han llegado representantes de museos como el MoMA, arquitectos, comisarios de exposiciones, expertos en propiedad intelectual o directivos de start ups que reflexionarán en «The Arts+» sobre las posibilidades que brinda la mezcla entre la tecnología y el mundo del arte.
Se trata de una especie de feria dentro de la propia feria, de un aparte que busca profundizar en el potencial de las nuevas tecnologías, tales como el 3D, la inteligencia artificial o la realidad aumentada, a la hora de crear una nueva industria cultural.
El arte quiere ir de la mano del negocio editorial, consciente de que las fronteras entre las distintas disciplinas se desvanecen.
Esta es una premisa que tienen también muy presente los invitados de honor, Holanda y Flandes, que en víspera del arranque oficial de la feria trabajan a destajo para sacar adelante uno de los proyectos artísticos más innovadores que se podrán ver este año en Fráncfort.
«Somos un grupo de 20 artistas, 10 holandeses y 10 flamencos, que vamos a hacer un libro de cómic cada día uniendo nuestras ideas e imprimiendo un cómic al día mientras dure la feria. A las 17:00 horas repartiremos los libros, un total de 500, y cuando se acaben, se acabó», asegura en declaraciones a dpa el ilustrador Ruben Steeman.
Este dibujante holandés también ha traído a Fráncfort su libro «2.500 Dagen Rust» que compila todos los diseños que realizó cada día durante siete años. «Es un libro en forma de cubo, es tan alto como ancho. Siempre presumo de que es el libro más gordo», dice entre risas.
«Esto es lo que compartimos» es el eslogan con el que Holanda y Flandes se presentan en la ciudad alemana. Preguntado por los puntos en común entre el país y la región belga, Ruben Steeman, no tira de tópico contestando «cerveza y patatas fritas». A su entender, el denominador común es «el amor por hacer un buen trabajo».
Al igual que en 2015, se espera que a la Feria, que empieza oficialmente mañana, acudan cerca de 7.000 expositores provenientes de más de 100 países, lo que demuestra que año tras año Fráncfort se erige como el epicentro del negocio editorial al tiempo que mantiene su atractivo para el público y sigue siendo un festival literario en el que se dan cita cerca de 600 autores y se celebran casi 4.000 eventos.