Berlín, 17 oct (dpa) – El «Brexit», la intentona de golpe de Estado en Turquía, la crisis de refugiados, los peligros o la aparición de movimientos populistas en el viejo continente marcarán el ritmo de la cita cumbre del mundo editorial: la Feria del Libro de Fráncfort, que este miércoles comienza en la ciudad del Meno.
La actualidad política se abre paso en una edición número 68 que, en tiempos convulsos, mira al corazón de Europa y desdibuja las fronteras al contar con Holanda y la región de Flandes como invitados de honor. Y es que este año el protagonismo no recae en un país, sino en una lengua, el neerlandés, y en un espacio cultural.
La elección encierra un gran simbolismo: constituye una apuesta por la colaboración y los puntos en común, en definitiva, por los valores comunitarios, en momentos en los que lo ajeno se mira con escepticismo y cuando resurgen con fuerza amenazas a la libertad de opinión en países como Polonia y Hungría.
«La Feria del Libro de Fráncfort es este año una verdadera feria europea», señaló Juergen Boos, el director del evento literario.
El acercamiento entre la ciudad del Meno y Bruselas queda más que patente desde el primer día. El presidente de la Cámara comunitaria, el alemán Martin Schulz, quien hizo de su pasión por la lectura una forma de vida al ejercer de joven la profesión de librero, será uno de los encargados de pronunciar el discurso inaugural de la Feria.
Su presencia reforzará el mensaje de camaradería en el patio de vecinos comunitario en un 2016 en el que el abandono de Reino Unido de la Unión Europea ha supuesto todo un mazazo, con poca incidencia, por el momento, en el ámbito cultural.
«A pesar de las crisis y del ‘Brexit’, el sector del libro europeo está muy representado en Fráncfort, una muestra de la estrecha relación que mantienen las editoriales y los libreros europeos» recalcó Boos.
Tanto editores como libreros europeos presentarán en el mayor escaparate literario del mundo su potencial con ponencias, talleres y actos en los que pretenden dar a conocer su vertiente más creativa y su visión más comercial en un momento en que el contenido digital va cobrando protagonismo.
En este sentido, la industria europea mandará de nuevo el recado de que la cultura impulsa la creación de puestos de trabajo y genera empleo, al mismo tiempo que muestra una notable resiliencia en tiempos de crisis.
Desde hace tiempo, insiste el director de la Feria del Libro, el negocio editorial no se basa simplemente en la venta de licencias, un área en el que Fráncfort despunta, sino que, a su entender, la palabra clave en este mundo es «contenido».
Tras este concepto se esconde todo lo demás, lo que hace que un libro sea rentable económicamente en cualquiera de sus formas: ya sea como guión de una película, como carta de presentación para una empresa de videojuegos, como plataforma digital o como arte.
Juergen Boos entiende que Fráncfort se ha convertido en una feria que abarca a todos los medios y también en el «supermercado» más importante para la venta de contenidos de todo tipo.
Así, en esta edición, los visitantes podrán descubrir entre los expositores a algunos de los principales referentes artísticos a nivel global.
Bajo el lema «The Arts+» aterrizan en la ciudad del Meno grandes museos como, por ejemplo, el MoMA de Nueva York. En opinión de los organizadores, su participación está más que justificada dado que las fronteras entre el mundo del arte, la moda y el diseño se desvanecen.
Esta mezcla de discliplinas artísticas es también la razón de que el pintor y artista multimedia británico David Hockney sea uno de los protagonistas de los actos de apertura. El creador presentará en la Feria de Fráncfort su libro de gran formato «Sumo», que podrá adquirirse previo pago de 2.500 euros.
Nuevos conceptos para nuevos tiempos. No obstante, la tradición se mantiene. El libro, tanto en papel como en su versión electrónica, así como la presencia de autores de fama mundial, continúan siendo el eje vertebral de una feria que mira de reojo a la situación política.
Por Fráncfort se dejará caer este año la famosa escritora turca Elif Shafak, residente en Londres, quien en 2006 estuvo a punto de ingresar en prisión tras ser acusada de «insultar al pueblo turco» por sus referencias al genocidio armenio incluidas en su obra «La bastarda de Estambul».
También acudirá a la feria el autor argelino Boualem Sansal, hostigado en su país de origen y amenazado por los islamistas debido a su defensa de la democracia y obra de denuncia.
Las ausencias más destacadas son las de países árabes. Bahréin, Kuwait o Arabia Saudí no acudirán en esta edición a la feria. No es cuestión de dinero, sino que se enmarca en una «situación política más rígida», indican desde la organización.
El archienemigo de Arabia Saudí, sin embargo, sí ha anunciado su regreso a Alemania. Irán decidió el año pasado no acudir a Alemania debido a que estaba confirmada la presencia de Salman Rushdie, el escritor indio-británico, autor de «Los versos satánicos», quien fue el encargado de pronunciar el discurso inaugural en la edición de 2015.
Entre los principales autores que estarán presentes este año en la feria se encuentran la escritora Donna Leon o Martin Walker y Daniel Cohn-Bendit. También visitarán Fráncfort el historiador británico Ian Kershaw, que ha irrumpido en las listas de los más vendidos con un nuevo libro sobre la Europa de entre 1914 y 1949.
Los invitados de honor, Holanda y Flandes, estarán representados por figuras destacadas de sus letras como Leon de Winter, Cees Nooteboom, Connie Palmen o Margriet de Moor, quienes vendrán respaldados por más de 450 nuevas publicaciones.
Al igual que en 2015, se espera que a la feria alemana acudan cerca de 7.000 expositores provenientes de más de 100 países, lo que demuestra que año tras año Fráncfort se erige como el epicentro del negocio editorial al tiempo que mantiene su atractivo para el público y sigue siendo un festival literario en el que se dan cita cerca de 600 autores y se celebran casi 4.000 eventos.
Por María Prieto