Fráncfort del Meno, 15 oct (dpa) – Son un paseo muy valorado, pero también objeto de numerosas protestas de los defensores de los animales. Los detractores más feroces de los zoológicos creen que estos deben dejar de existir, ya que están en contra de que animales salvajes vivan encerrados y que se conviertan en objetos de contemplación. Sin embargo, la asociación de directores de zoológicos de Alemania, país con vasta experiencia en zoológicos, cree que la vida salvaje no es necesariamente sinónimo de libertad.
«Si los animales son mantenidos de forma razonable no se sienten encerrados, sino dueños del territorio», dijo el director del zoológico de Fráncfort, el profesor Manfred Niekisch. Sin embargo, no puede aseverar que los animales estén bien cuidados en todos los zoológicos de Alemania, empezando por el hecho de que casi cualquier institución que cuenta con animales salvajes se hace llamar zoo.
No sólo los defensores más radicales de los animales critican los zoológicos; hay asociaciones más moderadas que también están en contra. La asociación alemana protectora de animales (Deutscher Tierschutzbund) no rechaza de forma generalizada que haya animales salvajes en este tipo de instituciones, aunque cree que hay animales para los que es imposible la vida allí, como los osos polares o los delfines, según aseguró su encargado de prensa, Marius Tünte.
«Incluso en los zoológicos que cuentan con grandes superficies exteriores para los animales, no hay que olvidar que éstas impiden su movimiento natural de forma extrema», dice Tünte acerca de los osos polares, a los que les gusta caminar mucho. También los delfines recorren al día varios kilómetros. Los defensores de los animales opinan igual: «Los delfinarios no son más que piscinas. Los animales cuentan con muy poco espacio allí, no es algo que respete sus necesidades», criticó Roland Gramling de World Wildlife Fund en Berlín.
Los efectos de la falta de movimiento pueden ser alteraciones en el comportamiento, como el ir y venir todo el tiempo. Algunos animales de limpian y rascan en exceso, lamen los barrotes, se mutilan o juegan con sus propios excrementos.
De todas formas, los zoológicos han emprendido bastantes medidas para mejorar la situación de los animales. Las estrechas jaulas del pasado son inimaginables hoy día. En los zoológicos más modernos los animales tienen espacio para retirarse de las miradas y se consideran las necesidades de cada especie.
Algunos zoológicos tampoco tienen problemas en reconocer que atraviesan dificultades para asegurar el bienestar de determinados animales. El zoo Opel de Kronberg, en Alemania, ya no tiene hipopótamos porque determinó que el lugar destinado a ellos ya no cumplía con los estándares actuales.
Sin embargo, los zoológicos pueden también ser de gran utilidad, y esto es reconocido incluso por asociaciones defensoras de los animales. Muchas especies deben su supervivencia a los zoos. Además, los zoológicos serios tienen una función clave que no puede ser subestimada, explica Roland Gramling de WWF: «Los animales de zoológico son también embajadores, ya que la gente protege lo que conoce y ama».
Por Sabine Maurer