La Paz, 5 ago (dpa) – La ciudad boliviana de El Alto se despidió ayer con un emotivo funeral del sacerdote alemán Sebastian Obermaier, de 81 años, que fue benefactor de los pobres del mayor asentamiento humano en los Andes sudamericanos.
«En los niños abandonados y en los ancianos olvidados encontró a dios. Su vida fue sin mancha y por eso era querido por todos. Así lo comprobamos en los tres días de su velorio en la parroquia ‘Cuerpo de Cristo'», destacó el obispo de El Alto, monseñor Eugenio Scarpellini.
Con aporte de la comunidad católica de Alemania logró crear la «Fundación Cuerpo de Cristo», dedicada a diversas tareas a favor de los huérfanos, ancianos, mujeres abandonadas y enfermos de sida, además de promover el arte, la cultura y la comunicación.
El sacerdote había nacido el 24 de octubre de 1934 en Rosenheim, Alemania. Vivió y sufrió de niño los rigores de la Segunda Guerra Mundial. Luego optó por ser religioso. Antes de llegar a Bolivia permaneció 11 años en Venezuela.
El padre Obermaier, que era amigo personal de papa emérito Benedicto XVI, hizo estudios en teología y arquitectura, lo que le permitió diseñar las 72 iglesias que construyó en 38 años en distintos barrios de El Alto, ciudad vecina a La Paz.
Cada año, el sacerdote realizaba una recreación del Domingo de Ramos y recorría montando en un burro por el barrio de Villa Adela, donde vivió desde 1978 hasta su muerte el 2 de agosto pasado.
El padre Obermaier tenía un gran afecto por los animales, sobre todo los perros. En la festividad de San Roque, el 16 de agosto, solía bendecir a esos animales y organizaba un desfile canino que era tradicional en su parroquia.
En los últimos 20 años organizaba campañas de recolección de juguetes para los niños pobres de El Alto. La entrega se realizaba cada Navidad.
Su velorio fue el más concurrido que recuerden los pobladores de El Alto. Hasta la parroquia «Cuerpo de Cristo» llegaron miles de personas, entre ellos el presidente boliviano Evo Morales, ex mandatarios, el obispo de la ciudad de Sucre monseñor Jesús Juárez y otras personalidades.
A pedido de los pobladores de Villa Adela el cuerpo del sacerdote alemán fue enterrado en el campanario del templo del barrio alteño, tal como era el deseo del cura alemán.