Nueva York, 16 sep (dpa) – Cada año, un millón de niños mueren el día en el que nacen. Aun cuando han mejorado sensiblemente las condiciones de supervivencia de los bebés, unos 2,8 millones de niños fallecen en las primeras cuatro semanas tras llegar al mundo, informó hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Además, 6,3 millones de niños no llegan a cumplir cinco años, aunque hace dos décadas esta cifra era el doble.
La mortalidad infantil sigue bajando, según Unicef, que señala que también se pueden observar progresos en este sentido en las familias con menos recursos. En el sur de África, sin embargo, sigue existiendo una enorme brecha entre las familias sin problemas económicos, pues las posibilidades de supervivencia de los niños son mucho mayores que las que no tienen dinero.
Los avances, no obstante, no son suficientes para cumplir con los Objetivos del Milenio que hace 14 años se marcó Naciones Unidas para 2015: bajar la mortalidad infantil en dos tercios.
Y eso que muchas muertes se podrían evitar con medidas sencillas. Casi la mitad de las mujeres embarazadas no recibe ningún tipo de revisión preventiva. Según Unicef, muchas mujeres mueren sobre todo en Etiopía, Bangladesh, Nigeria y Kenia.
Uno de cada tres niños llega al mundo sin asistencia médica. Pero son justamente los nacimientos prematuros o las complicaciones en el parto las razones principales por las que los niños no sobreviven. Al sur del Sáhara, en África, muere uno de cada 11 niños antes de su quinto cumpleaños, mientras que en los países occidentales es uno de cada 159. Al igual que antes, la situación social, la educación y la edad de la madre son medidas determinantes para las posiblidades de supervivencia de los bebés.