(dpa) – El Gobierno alemán acordó hoy una reforma de la ley de energías renovables (EEG, por sus siglas en alemán) para promover la electricidad ecológica dentro del marco del conocido como cambio energético y rebajar el coste, tras meses de discusiones internas.
La nueva regulación para fomentar este tipo de energía deberá implementarse por completo en 2017 y prevé, entre otras cosas, que las empresas eólicas, solares o de biogas no reciban una remuneración fija por su electricidad en un futuro. En su lugar deberán competir en concursos públicos por hacerse con contratos para generar energía.
Además, se fijará una cantidad máxima anual para la energía eólica, tanto en tierra como en el mar, así como para la electricidad generada por instalaciones solares y biomasa.
De esta manera, el Gobierno de la canciller Angela Merkel busca evitar la sobrecapacidad y una subida de los costes dentro del desarrollo de la conocida como electricidad verde.
El ministro de Economía, Sigmar Gabriel, aseguró que en los planes del Gobierno para transformar el sector energético se están haciendo «grandes progresos» y ahora son «irreversibles». Asimismo, calificó el cambio energético como una de las mayores reformas del Gobierno.
De acuerdo con las cifras de Berlín, el cambio energético requerirá una inversión total de hasta 550.000 millones de euros (625.400 millones de dólares) hacia mediados de siglo.
Alemania espera incrementar el consumo de corriente eléctrica procedente de fuentes renovables hasta un 40-45 por ciento hasta el año 2025. Actualmente este porcentaje se sitúa en cerca de un 33 por ciento.
Tras la catástrofe nuclear de Fukushima en marzo de 2011, la canciller Angela Merkel decidió paralizar todas las centrales nucleares en 2022.
Junto con el llamado «Energiewende» (giro energético), la primera potencia europea se propuso también aumentar la cuota de energías renovables del 25 por ciento actual al 80 por ciento en 2050.
Con ese objetivo, el gobierno reforzó entonces la Ley de Energías Renovables (EEG) con más subsidios a fuentes como la eólica, la solar o la biomasa.
Sin embargo, la medida se trasladó a la factura de la electricidad y disparó el costo pagado por los contribuyentes, lo que ha llevado al Gobierno alemán a modificarla para intentar limitar el coste en la medida de lo posible.