Berlín, 3 jun (dpa) – El Gobierno alemán confió hoy en que las relaciones con Turquía resistan la crisis abierta el jueves cuando el Parlamento en Berlín reconoció como genocidio la masacre sufrida por los armenios en el Imperio otomano hace 100 años.
«Nuestra esperanza es que no se produzcan más reacciones», dijo hoy una portavoz del Ministerio de Exteriores alemán después de que Ankara llamara a consultas al embajador turco en Berlín el jueves. La portavoz no supo poner fecha al regreso del diplomático.
Además de la retirada del embajador, el Ministerio de Exteriores turco citó al encargado de negocios de la Embajada alemana, mientras que diversos políticos y medios lanzaron críticas furibundas a la decisión del Parlamento, comparaciones con el nazismo incluidas.
«Deberías tener vergüenza, Alemania. Mejor ocúpate de tu sucia historia. ¿O acaso Hitler era turco?», escribió en Twitter el diputado Burhan Kuzu, de la cúpula del partido gobernante AKP.
El legislador del mismo partido Samil Tayyar calificó a los alemanes de «nietos de Hitler», mientras que diversos medios turcos ilustraron la noticia con imágenes de la canciller Angela Merkel vestida con uniforme nazi o dibujada con el típico bigote hitleriano.
Incluso el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, comentó el jueves: «Primero quemas judíos en el horno y luego vas y difamas al pueblo turco acusándolo de genocidio».
El portavoz de Merkel, Steffen Seibert, insistió en resaltar la importancia de una relación «amistosa» entre ambos países y recordó la importancia del vínculo en cuestiones como la crisis de refugiados. «Una relación así puede resistir diferencias de opinión y lo hará», sostuvo.
Para el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, las reacciones de Turquía eran «previsibles».
El Imperio otomano asesinó a hasta 1,5 millones de armenios cristianos en 1915 y 1916, según las estimaciones, sospechando que pactaban a escondidas con la también cristiana Rusia, su rival en la contienda. Turquía, sucesora del imperio, lamentó lo ocurrido, pero rechazó siempre que denominarlo «genocidio».
Alemania se unió el jueves a una veintena de países que usaron esa palabra para describir lo ocurrido pese a las advertencias del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que había alertado de que ese paso dañaría «las relaciones diplomáticas, económicas, sociales, políticas y militares entre los dos países».