Berlín, 18 feb (dpa) – El director chileno Alejandro Fernández Almendras espera poder rodar su primera película en inglés a fines de año en la Patagonia, en una producción con reparto internacional sobre el fin del mundo, según adelantó este miércoles en Berlín.
La cinta, que abordará la inteligencia artificial, estará ambientada en 2045 y tratará un mundo postapoaclíptico que se vuelve «muy ritual, místico, violento, muy descreído de la ciencia».
«Son elementos que se están viendo ahora», explica en entrevista con dpa el director, que quiere explorar la violencia en la naturaleza humana.
«Fenómenos como el Isis, (la milicia terrorista Estado Islámico), y el atractivo que tiene para mucha gente en Occidente tiene que ver con una especie de pensar que en esa violencia y en esa crueldad hay una verdad mayor que en la capacidad de bienestar en el que vivimos», explicó.
El director visita estos días la Berlinale con «Aquí no ha pasado nada», un trabajo que se muestra en la sección Panorama y que llegarará a las salas de su país en abril.
Le ha sorprendido que llegase hasta el certamen internacional alemán, pues se trata de un película «pensada para Chile y desde Chile», asegura.
Inspirada en hechos reales, «Aquí no ha pasado nada» muestra cómo el hijo de una acaudalada familia, con conexiones en la esfera política, consigue evitar el juicio y la cárcel por un atropello mortal mientras el joven conducía ebrio.
El caso al que hace referencia es el de Martín Larraín, hijo del ex senador conservador Carlos Larraín, quien logró ser absuelto en un segundo juicio por atropello mortal.
La película no emite un juicio claro sobre los personajes y los acontecimientos, sino que lo deja al espectador. «Hay como un abismo de horror cuando uno se da cuenta qué hay detrás de esta apariencia maravillosa de juventud, de belleza, de dinero y de buena vida, que tiene que ver con el abismo de no ver al pobre, al marginado, a la víctima real», señaló.
«La película replica la violencia del caso al no mostrar a la víctima», agregó el cineasta.
En opinión de Fernández Almendras (Chillán, 1971), la falta de justicia habla de la sociedad chilena actual.
«Ahora todo se transa», apostilló el director, quien también puntualizó que se tiende a pensar que la gente pobre tiene un parámetro moral más alto. «En nuestro fuero interno pensamos que la gente pobre es mejor, pero como demuestran grandes genios del cine como Buñuel el ser pobre no te exime de nada».
«Hay gente muy práctica -continuó- que ante la muerte de un familiar y entre exigir justicia o dinero, exigen dinero y no encuentro nada de reprochable a esta actitud. Verlo de otra manera es idealizar al pobre».
En su opinión, ese paternalismo que ve al pobre como alguien bueno es igual de pernicioso que pensar que todos los ricos son malos. Y por eso quiso hacer una película sobre un grupo de jóvenes que afrontan un dilema.
«El protagonista es un pelotudo (tonto), pero no una mala persona. Pelotudos podemos ser cualquiera. Igual al final de la película es un poco menos pelotudo y un poco más malo. Hace lo que toda la gente con dinero hace».
Fernández Almendras no cree que vaya a tener problemas con la familia Larraín. «No van a meterse en una película tan chica como esta. No creo que les afecte, aunque me encantaría que el senador Larraín dijera algo. Es un tipo muy divertido, perverso pero divertido», señaló.
«Aquí no ha pasado nada», la cuarta película chilena en la Berlinale, es un retrato de algo que debería incomodar «y eso debería dar tema de conversación», concluyó el cineasta y profesor de la Universidad de Chile.
Por María Luz Climent Mascarell