Berlín/Bruselas, 16 feb (dpa) – Llegó la hora de la verdad para Angela Merkel. La canciller alemana hará en la cumbre de la Unión Europea del 18 y 19 de febrero un nuevo intento de buscar una solución solidaria a la crisis de los refugiados y combatir la creciente tensión que genera en su país la ola masiva de migrantes.
El apoyo europeo a Merkel ha ido decreciendo mientras una media de 2.000 refugiados de Cercano Oriente y África sigue llegando a diario a Alemania en busca de asilo.
Francia, la principal aliada de Berlín, asestó un duro golpe a Merkel con un «non» claro e inesperado.
«Francia se ha comprometido a acoger a 30.000 refugiados. Estamos dispuestos a hacerlo, pero a nada más que eso», dijo el primer ministro galo, Manuel Valls, al visitar el sábado un hogar de refugiados en Múnich. El socialista rechazó un mecanismo permanente de reparto de refugiados en el bloque.
Pero justamente ése es el plan de Merkel. En primer lugar, combatir las causas del éxodo, algo que tarda años y que funcionará solamente con mucho dinero, y una política de paz que implique a todos los actores internacionales, desde Washington hasta Moscú.
En segundo, estrechar la cooperación con Turquía para controlar las fronteras externas de la UE, una meta que tampoco se logrará de la noche a la mañana. Y en tercer lugar, distribuir de forma solidaria a los refugiados entre los países del bloque, en primer lugar a un contingente de 160.000.
Pero la «coalición de la voluntad», que podría sacar a Merkel del atolladero en que ha quedado sumida desde que el 4 de septiembre decidió abrir las puertas de su país a los refugiados, es cada vez más exigua.
Merkel ya no puede contar con París, que en diciembre participó en una «minicumbre» con Alemania, Austria, los países del Benelux, Finlandia, Suecia, Portugal, Grecia y Eslovenia en busca de una solución con Turquía.
También esta vez se celebrará antes del Consejo Europeo una cumbre en formato reducido, pero no está claro con quién podrá contar la líder germana.
Los países del llamado grupo de Visegrad -Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia- ya dieron señales de que seguirán resistiéndose a la implantación de cuotas y a asumir un número considerable de refugiados.
Los países del grupo ofrecieron el lunes a Bulgaria y a Macedonia, que no pertenece a la UE, ayuda práctica para sellar sus fronteras y cortar la llamada ruta de los Balcanes. Por esta ruta llega la mayoría de los refugiados de Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Pakistán o Eritrea tras cruzar de Turquía a Grecia por mar.
El jefe de gobierno de Hungría, el conservador Viktor Orban, demandó una «segunda línea de defensa» al sur de su país. «Mientras falte una estrategia europea es legítimo que los países de la ruta de los Balcanes protejan sus fronteras», dijo el ministro eslovaco del Exterior, Miroslav Lajcak, a la revista «Der Spiegel».
Merkel se opone a volver a erigir vallas fronterizas en Europa y está convencida de que los muros no impedirán que los migrantes dejen atrás su propio país incluso arriesgando la vida. La jefa de gobierno vivió esto en la antigua Alemania comunista y quizás esté dispuesta a aceptar su fracaso como canciller para defender esta convicción.
La canciller está urgida de éxitos debido a la creciente presión de la que es objeto dentro de Alemania. Pese a que ha dado su sí al endurecimiento de las reglas de la generosa ley de asilo alemana y a que está a favor de que la alianza militar OTAN proteja las fronteras en el mar Egeo, el rechazo a su política aperturista crece sin pausa.
La Unión Social Cristiana, la rama bávara de la Unión Demócrata Cristiana de Merkel, dispara contra la canciller casi a diario. Su presidente y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, amenazó con acudir al Tribunal Constitucional para frenar la entrada de refugiados. Baviera es la primera región que pisan los migrantes.
Una parte de la población se resiste desde hace tiempo a la postura de Merkel, que desembocó en la llegada de 1,1 millones de migrantes únicamente en 2015. La popularidad de la mandataria ha caído a mínimos récord, así como lo han hecho sus partidos conservadores en la intención de voto.
Al mismo tiempo, la agrupación de derecha populista Alternativa para Alemania se ha consolidado en las encuestas gracias a su discurso hostil hacia los refugiados y volvió a figurar, con un 12 por ciento, tercera en los sondeos a un mes de tres importantes comicios regionales.
La crisis de los refugiados será uno de los dos principales temas en Bruselas. El primer día de la cita estará dedicado nada menos que a la cohesión del bloque.
Los 28 analizarán las demandas planteadas por el premier británico, David Cameron, para la permanencia del Reino Unido en la UE. El nerviosismo es alto debido a que hasta ahora no se avizora una solución para evitar la temida salida de Londres, el llamado «Brexit».
Por Kristina Dunz y María Laura Aráoz