La Dra. María Murillo del Servicio de Pediatría de Clínica Santa Isabel de Sevilla explica los signos de alarma en niños de 0-3 años. La evaluación de los hitos del desarrollo permite saber si el desarrollo cerebral de los niños está ocurriendo dentro de un marco apropiado, por lo que es muy importante conocer los parámetros mínimos de evaluación del desarrollo para cada edad.
Los aspectos más importantes se centran en el lenguaje, motricidad, manipulación y sociabilidad. Según la edad del niño se evalúa la adquisición de ciertas habilidades dentro de estas categorías.
A los 3 meses
Desde el segundo mes, el bebé ya fija la mirada y sigue objetos en movimiento sin diferenciar colores, solo contrastes blancos y negros. Al tercer mes desplaza la mirada de un objeto a otro y reconoce el color rojo, descubre su cuerpo, se mira las manos y se interesa por juguetes cercanos. Los padres deben alertarse si a los 3 meses los niños presentan: ausencia de sonrisa afectiva, pulgar aducido en menores de 2 meses (puño cerrado con el pulgar entre los cuatro dedos y la palma de la mano), no sostienen la cabeza o presentan irritabilidad o pasividad excesivas.
A los 6 meses
Es usual que los bebés tengan risa social: mira a los ojos, sonríe y se ríe espontáneamente en presencia de personas, no es risa refleja. Son signos de alarma: el aumento del tono en piernas, asimetría en sus movimientos, ausencia de sedestación con apoyo, no coger objetos a los 5-6 meses o ausencia de balbuceo.
A los 9 meses
El niño imita, hace adiós con la mano e imita gestos faciales. Fijan la mirada en una persona y gruñe, grita o mueve las manos cuando quiere algo (gesto protoimperativo). Toca su imagen en el espejo, entiende el “no” y estira los brazos para que lo cojan. La ausencia de pinza manipulativa, el no mantenerse sentado sin apoyo y no emitir monosílabos o bisílabos deben llamar la atención de los padre.
A los 12 meses
A esta edad los niños empiezan a señalar (verbaliza, grita y establece contacto visual entre el objeto y la persona con la intención de decirle lo que quiere). En esta etapa son rasgos preocupantes el desinterés por jugar, no iniciar la bipedestación, seguir llevándose todo a la boca así como no decir al menos dos palabras con o sin significado.
A los 18 meses
Llegados los 15 meses responden cuando los llaman por su nombre (verbal o visualmente), señalan lo que quiere, fijan la mirada, sonríen y se ríen. A los 18 meses traen objetos para mostrarlos y señalan partes de su cuerpo. Son signos de alarma la ausencia de marcha autónoma, no emitir unas 7 palabras, no nombrar o señalar objetos o no responder a su nombre.
A los 24 meses
Se interesan por otros niños y les gusta jugar con ellos. Imitan tareas domésticas y desarrollan el juego simbólico. Estos gestos sociales, una vez conseguidos, se mantienen en menor o mayor grado a lo largo de toda la vida, empleándose cada vez que interactuamos con otras personas. Los padres deben consultar si el niño no comprende órdenes sencillas, no usa verbos ni asocia dos palabras o no usa la palabra “No”. También es necesario evaluarlo si el niño no corre, no conoce partes del cuerpo o nunca pide de comer o de beber.
A los 36 meses
En esta etapa debe llamar la atención a los padres que el niño no realice juego simbólico (“hacer como si…”), ausencia de comunicación no verbal, no comprender reglas de juegos sencillos o no componer frases de al menos 3 elementos (Ej: “mamá quiero agua”)
Además de todo lo expuesto siempre deberemos tener en cuenta en toda evaluación el desarrollo sensorial. Así, sospecharemos una alteración visual en los bebes que no logran enfocar la mirada o seguir rostros. La asimetría de las pupilas así como todo movimiento anormal de los ojos deben llamar nuestra atención. Los problemas de audición se expresan en los bebes con ausencia de respuestas al ruido o desinterés por juguetes sonoros. Pueden adquirir balbuceo inicial que se interrumpe a los 5-6meses por falta de retroalimentación y en torno al año se expresa por la demora en adquirir sus primeras palabras y nombrar objetos o personas.
Los hitos del desarrollo no se consiguen a edades fijas sino que hay un intervalo de tiempo que engloba la normalidad. Conocer los signos de alarma debe ser fundamental para los padres para así lograr una detección e intervención precoz en los niños con posible alteración en su desarrollo.