Völklingen (Alemania), 20 dic (dpa) – La casa de Sven Berrar brilla por todas partes: la fachada está cubierta con guirnaldas de luces, estrellas, ángeles, Papás Noel y velas luminosas; en el jardín se encuentran las figuras del belén, trineos tirados por renos y estatuillas de San Nicolás danzantes, todas iluminadas.
Berrar ha usado unas 46.000 lamparillas y 120 figuritas luminosas para adornar el exterior de su casa ubicada en la localidad de Völklingen, en el estado federado del Sarre en el oeste alemán.
«Soy consciente de que es cursi, pero me gusta así», admite Berrer, de 30 años de edad, quien colecciona decoración navideña desde su niñez.
«Es un amor absoluto por la Navidad y todo lo que tiene que ver con ella», justifica el maestro jardinero su afición. La época navideña es para él la más bonita del año. «Cuando la Navidad termina, me comienzo a alegrar por la próxima», agrega.
Su surtido de luces aumenta cada año: esta vez ha decorado por primera vez también su jardín, de 700 metros cuadrados de superficie, con figuras navideñas y un belén completo. Sin embargo, Berrar aclara que su afición no tiene ningún trasfondo religioso. «Simplemente me gusta».
También dentro de su casa se encuentran figuras navideñas de madera o cristal sobre repisas y estanterías, un ejército de cascanueces adorna la ventana. Toda la casa está vestida de Navidad. Con excepción del cuarto de baño y el dormitorio. «Son zonas libres de Navidad».
Según Berrar, su casa es la más abundantemente decorada de todo el estado federado del Sarre, y también a escala nacional se encuentra entre los primeros puestos. Pero no es su única afición: en primavera y verano (boreal) se dedica a su colección de enanitos de jardín, que con unos 3.000 ejemplares seguramente es una de las más grandes de Alemania.
Unos mil metros de cable, cuatro circuitos eléctricos, 200 enchufes y ocho semanas de trabajo han sido necesarios para la instalación. Los gastos de corriente eléctrica por la decoración navideña ascienden a 400 euros.
«Lo pago con gusto», asegura Berrar. Los fines de semana abre su jardín al público que acude numeroso. Quien quiere, puede aportar algo para el gasto de electricidad. Pero también durante la semana son muchos los que admiran la decoración desde la cerca.
La casa de las luces navideñas se enciende todas las tardes, desde las 17 y hasta las 22 horas. «Muchos se relajan aquí del estrés navideño», comenta el alemán. «Muchos niños me arrojan sus cartas al jardín porque creen que aquí debe vivir Papá Noel».