Berlín, 19 dic (dpa) – Nicole Kidman y George Clooney desfilarán este año por la alfombra roja de la edición 66 del Festival Internacional de Cine de Berlín. Lejos de lo que se pueda pensar, también los grandes astros de Hollywood se ponen con frecuencia nerviosos en sus apariciones en el festival, comenta su director, Dieter Kosslick.
«Naturalmente que las estrellas se ponen nerviosas también», reconoce en una entrevista con dpa con motivo de la nueva edición, que tendrá lugar entre el 11 y el 21 de febrero y donde se mostrarán cerca de 400 películas de todo el mundo, de las cuales casi 20 competirán por alzarse con el Oso de Oro.
dpa: La selección de películas aún no se ha cerrado, pero ¿cuántas de las películas de la próxima Berlinale ha visto ya?
Kosslick: Cerca de 120 películas. Cuando comience el festival habré visto de nuevo 200 cintas. Muchas se concluirán poco antes de que cierre el programa del festival. En las próximas semanas habrá que ver aún un gran número de ellas. Aún no he visto todas las películas alemanas, que podrían ser valoradas. En el proceso de selección vemos también con frecuencia trabajos que todavía no han sido concluidos de manera técnica, por ejemplo, sin corrector del color o de la música.
dpa: ¿Cómo se puede desconectar de todas las películas?
Kosslick: No se puede. Actualmente no duermo bien. Sueño mucho. Ayer vi una película sobre misiles nucleares intercontinentales y se decía que de ellos todavía hay 20 en Alemania. Eso fue algo que no se me fue de la cabeza.
dpa: ¿Qué hace para relajarse?
Kosslick: Hago yoga. Intento pasar mucho tiempo al aire libre, moverme y comer sano.
dpa: ¿Disfruta en Navidad de algún día sin películas?
Kosslick: Por supuesto. Hornearé galletitas de Navidad con mi hijo. Viajaremos al campo y allí no hay ni televisión ni ningún aparato reproductor.
dpa: ¿Cómo transcurre todo sobre la alfombra roja del Berlinale Palast? ¿Se sigue poniendo nervioso a pesar de los años de experiencia?
Kosslick: Cuando la noche de la inauguración desciendo del coche en la alfombra roja, entonces abro con la puerta del coche también la puerta a otro mundo. Un mundo en el que me sumerjo a lo largo de diez días. Durante el festival hago cada día entre tres y cinco alfombras rojas. Hay un poco de rutina en ello. Sin embargo, la excitación sigue siendo igual de grande. Casi todo el mundo tiene miedo a los focos en este tipo de apariciones. Yo también.
dpa: ¿Cómo se consigue atraer a tantos famosos a la alfombra roja?
Kosslick: Lo que se ve en la alfombra roja es el resultado de mucho trabajo. El día del estreno se está sencillamente feliz porque todas las estrellas están en la alfombra roja. Sin embargo, no es tan sencillo como pueda parecer. Muchas personas y empresas trabajan para hacer posible que los grandes actores y directores acudan al festival.
dpa: Algunos actores de Hollywood como Nicole Kidman o George Clooney regresan siempre a la Berlinale…
Kosslick: Como es natural conozco a algunas estrellas desde hace tiempo. Para George Clooney, la de 2016 será su sexta visita a la Berlinale. Cuando viene es como: hey, George, ahora presentamos juntos una vez más una película. Clooney protagoniza la película «Hail, Caesar!» de los hermanos Joel y Ethan Coen, que inaugurará la edición 66 de la Berlinale. Una comedia sobre el negocio del cine en la que se pueden ver sus locos entresijos.
dpa: ¿Hay también estrellas que se ponen nerviosas?
Kosslick: Sí. Naturalmente que las estrellas también se ponen nerviosas. Deben estar muy concentradas para que todo transcurra como estaba previsto. Por ejemplo, está exactamente detallado con qué periodista va a hablar el actor en la alfombra roja. Para ello, la estrella cuenta con todo un equipo de gente que lo organiza. Y luego hay otro asunto que produce agitación. Algunas estrellas ven por primera vez sus películas con público en la Berlinale. Esto hace que aumente la tensión arterial de todos los participantes.
dpa: Algunas estrellas son conocidas por sus caprichos y deseos. ¿Cuáles han sido los deseos más extraños de un invitado a la Berlinale?
Kosslick: Uno de los deseos más frecuentes es que la habitación de hotel sea tranquila. Eso se puede entender. Todos están centrados en el resultado del estreno. Tienen un trabajo bastante duro. Junto a los estrenos se encuentra también el trabajo de prensa. Las estrellas se sientan en un hotel y durante diez horas conceden entrevistas. En una ocasión tuvimos un invitado que quería sólo luz verde en su habitación. ¡Y le pusimos luz verde! No proporcionamos droga alguna, pero luz verde en cualquier momento.
dpa: ¿Cómo reacciona la Berlinale ante la gran afluencia de refugiados?
Kosslick: ¡Sin extranjeros no habría Berlinale! El festival se creó en 1951 como una contribución cultural al entendimiento de los pueblos, en un año en el que también había muchos refugiados alemanes. Este deber lo ha desarrollado siempre la Berlinale en las últimas décadas, en mayor o menor medida. El festival está a favor y promueve la tolerancia.
dpa: ¿Y en la práctica?
Kosslick: Seguimos caminos diferentes. La sección «Generation» se ocupa, por ejemplo, en su proyecto escolar sobre formación cinematográfica de una clase de bienvenida para apoyar la integración de niños refugiados. Asimismo, la Berlinale recauda por primera vez en su historia donativos para, entre otras cosas, una iniciativa que se ocupa de personas torturadas (…) Sin embargo, lo más importante son las películas. Volveremos a mostrar seguro trabajos de cineastas que se ocupan de los problemas de los refugiados y las causas de su huida y expulsión. Es importante combatir estas causas porque si no, nunca se podrá solucionar este problema.
SOBRE DIETER KOSSLICK: Desde 2001, Kosslick, de 67 años, presenta a estrellas glamurosas y películas en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Junto con el festival de Cannes y Venecia, la Berlinale se encuentra entre los tres grandes del continente europeo. Su sombrero, su bufanda, que cambia anualmente para cada Berlinale, y su buen humor sobre la alfombra roja son las marcas características de este alemán nacido en la ciudad de Pforzheim, en el estado federado de Baden-Württemberg, en el suroeste del país. El contrato de Kosslilck vence en 2019.
Por Elke Vogel