Algunos cambios en el comportamiento o el aspecto físico de un perro pueden indicar problemas de salud. Detectarlos a tiempo ayuda a evitar complicaciones y permite actuar con rapidez.

Señales de comportamiento que deben vigilarse
Los perros suelen mostrar cambios en su conducta cuando algo no va bien. Una de las señales más habituales es la pérdida repentina de energía. Si un animal activo deja de jugar, se mueve con desgana o evita actividades que antes disfrutaba, conviene observarlo durante unas horas. La apatía puede relacionarse con molestias internas, dolor articular o procesos infecciosos.
Otra señal a tener en cuenta es el aislamiento. Si un perro busca estar solo, se esconde o evita el contacto con sus responsables, puede estar experimentando malestar o ansiedad. La falta de apetito también debe considerarse una alerta. Aunque un día suelto sin hambre puede ser normal, la ausencia continuada de interés por la comida es motivo para consultar con un veterinario.
Los cambios bruscos de comportamiento, como irritabilidad o nerviosismo elevado, también pueden aparecer ante situaciones de dolor. Un perro que antes toleraba la manipulación y ahora reacciona con gruñidos o incomodidad podría estar tratando de evitar el contacto en una zona sensible.
Señales físicas que pueden indicar un problema de salud
Las alteraciones físicas son otro indicador importante. Los vómitos o diarreas recurrentes, especialmente si duran más de un día, requieren atención profesional. La presencia de tos persistente o dificultad para respirar también es un motivo para actuar cuanto antes. En algunos casos, estos síntomas pueden estar relacionados con infecciones respiratorias o alergias.
El estado del pelaje y la piel ofrece información relevante. Un perro que se rasca con frecuencia, pierde más pelo de lo habitual o presenta zonas enrojecidas podría estar sufriendo dermatitis, parásitos o alergias alimentarias. Los ojos enrojecidos, el lagrimeo excesivo o la aparición de legañas continuadas también deben vigilarse.
La cojera o cualquier alteración en la forma de caminar es una señal clara de que algo no está bien. Puede tratarse de un golpe, una torcedura o un problema articular que requiere valoración veterinaria. Si la cojera aparece de forma repentina o persiste más de un día, es importante no ignorarla.
Cuándo es necesario acudir al veterinario
Si varias de estas señales coinciden o se mantienen en el tiempo, lo más adecuado es solicitar una revisión veterinaria para determinar la causa. Una valoración temprana permite iniciar tratamientos cuanto antes y reducir riesgos para la salud del perro.
