La calidad del aire en Carreño sigue siendo motivo de atención. Los registros disponibles ofrecen valores aceptables, pero organizaciones ecologistas y colectivos vecinales advierten de episodios de contaminación y reclaman una vigilancia más estable y transparente.

Según los informes técnicos, la calidad del aire en el concejo se sitúa, por lo general, dentro de los límites legales para la mayoría de los contaminantes habituales. Las concentraciones de partículas finas, dióxido de nitrógeno y ozono suelen encontrarse en niveles considerados moderados o buenos.
Sin embargo, buena parte de las mediciones proceden de estaciones móviles o modelos de estimación regional, lo que dificulta el seguimiento comparativo a lo largo del tiempo. La rotación de las estaciones en distintos puntos de Carreño también complica valorar con precisión la evolución real de la contaminación.
Organizaciones ambientales, como la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, han alertado en distintas ocasiones de que la zona central de Asturias, incluida el área de Carreño, presenta niveles de contaminación superiores a los valores recomendados por la OMS para determinados contaminantes, especialmente partículas PM10 y NO₂.
Estas entidades reclaman un sistema de control más estable, datos públicos en tiempo real y una revisión de las fuentes emisoras vinculadas a la actividad industrial y al tráfico pesado.
Las cifras oficiales no siempre coinciden con la percepción ciudadana. En diferentes áreas del concejo, los vecinos asocian determinados olores, polvo o molestias respiratorias a la presencia industrial del entorno. Los especialistas recuerdan que, incluso dentro de los márgenes legales, la exposición continuada a contaminantes puede tener efectos acumulativos sobre la salud, especialmente en personas mayores, niños y pacientes con afecciones respiratorias.
La calidad del aire es un asunto que implica a todos los actores del territorio.
Las administraciones públicas deben asegurar controles constantes y accesibles, además de políticas que fomenten la reducción de emisiones. Las empresas con presencia industrial tienen la obligación de actuar con transparencia y compromiso medioambiental. La ciudadanía, por su parte, puede y debe exigir información clara y decisiones coherentes con la salud colectiva.
Respirar aire limpio no puede depender de la suerte del viento. Carreño necesita una vigilancia constante y una conciencia común que una a instituciones, empresas y vecinos en torno a un objetivo simple: cuidar el aire que nos da vida.
Redacción Candás 365