Más de 60 premios Nobel en física, química y medicina cambiaron de país antes de ser reconocidos. Un estudio de Nature explica cómo la movilidad impulsa la ciencia moderna.

Desde el año 2000, al menos 63 científicos galardonados con el premio Nobel en física, química y medicina emigraron de su país natal antes de recibir el reconocimiento. Así lo revela un análisis publicado por la revista Nature, que subraya el papel decisivo de la movilidad internacional en el progreso científico.
El destino más frecuente entre los premiados fue Estados Unidos, donde residían 41 de ellos al momento de ser reconocidos. Solo el 70% de los 202 ganadores totales en estas disciplinas permanecían en su país de origen, lo que confirma la tendencia a buscar mejores condiciones de investigación en el extranjero.
Entre los casos recientes se encuentran Michel Devoret y John Clarke, nacidos en Francia y Reino Unido, respectivamente, pero radicados en Estados Unidos al recibir el Nobel. También figura Omar Yaghi, primer laureado en ciencias nacido en Jordania, hoy residente en EE.UU., y Richard Robson, nacido en el Reino Unido y actualmente establecido en Australia.
“La movilidad beneficia a todos. Cada recién llegado aporta ideas nuevas, técnicas innovadoras y distintas formas de abordar los problemas”, afirmó el físico Andre Geim, Nobel de Física en 2010, quien trabajó en Rusia, Dinamarca, Países Bajos y el Reino Unido. “Si te quedas quieto toda la vida, te pierdes la mitad del juego”, añadió.
La economista Ina Ganguli, de la Universidad de Massachusetts Amherst, sostiene que “el talento puede nacer en cualquier lugar, pero las oportunidades no”. Este principio explicaría la histórica emigración de científicos que buscan entornos con más recursos, como hicieron en su tiempo Albert Einstein o Marie Curie.
Sin embargo, el estudio de Nature surge en un contexto de crecientes restricciones a la movilidad científica. En Estados Unidos, las políticas migratorias y los recortes a la investigación —particularmente durante la administración de Donald Trump— han afectado la llegada de talento extranjero. Entre las medidas más polémicas figura un cobro de 100.000 dólares por solicitud de visa H-1B, utilizada por numerosos investigadores internacionales.
Otros países, como Australia, Japón y el Reino Unido, también han reducido los cupos y el financiamiento para estudiantes e investigadores extranjeros. En contraste, Francia, Canadá, Corea del Sur y la Unión Europea impulsan programas y ayudas económicas para atraer a científicos procedentes de Estados Unidos.
Según el informe, la física concentra la mayor proporción de galardonados que emigraron (37%), seguida de la química (33%) y la medicina (23%). Para Caroline Wagner, especialista en política científica de la Universidad Estatal de Ohio, la diferencia se explica por la dependencia de la física de equipos complejos y costosos disponibles solo en determinados países.
El futuro de la distribución geográfica de los Nobel sigue siendo incierto. “La gente inteligente se dispersa. ¿Pero podrán recrear esa magia? Es una pregunta abierta”, concluye Wagner, advirtiendo que los efectos de las políticas actuales solo serán visibles con el tiempo.
Con información de NotiPress.