Rostock (Alemania), 21 sep (dpa) – «One, two, three», cuenta Sara García Alonso mientras mira a su compañera astronauta Amelie Schönenwald, para lanzarse a continuación ambas hacia atrás desde la balsa salvavidas al agua.

Con un silbido, sus chalecos salvavidas se inflan, de modo que la española y la alemana se mantienen a flote con sus trajes de supervivencia.
Lo que se practica aquí, en la dársena del puerto de Rostock, en el noreste de Alemania, podría ser vital para la supervivencia en el Pacífico, por ejemplo, si una cápsula espacial se desvía de su rumbo antes de aterrizar.
Quien quiera llegar alto en la Agencia Espacial Europea (ESA) debe primero meterse en el agua, concretamente para realizar un entrenamiento de supervivencia en el mar. Cinco mujeres y tres hombres de siete países europeos han venido a Rostock durante el fin de semana para ello. Forman parte de una cohorte de reserva que la ESA está formando como astronautas.
El programa incluye, entre otras tareas, descender en rappel a un bote, nadar con traje de supervivencia, remar con una balsa salvavidas o encender bengalas de señalización.
«En la navegación espacial hay que estar preparado para cualquier eventualidad», afirma la participante Schönenwald. El año pasado ya completó un entrenamiento de supervivencia invernal, por si acaso tuviera que aterrizar en una región fría.
Sin embargo, las misiones espaciales no son en absoluto una certeza para la reserva de astronautas. Por primera vez, la ESA ha seleccionado a doce candidatos y candidatas como reserva, además de cinco astronautas a tiempo completo.
Las reservistas como Schönenwald siguen trabajando en sus profesiones habituales, pero completan una especie de formación básica para astronautas en varios bloques de varias semanas, por ejemplo, para participar en misiones más cortas cuando surge la oportunidad o para convertirse en astronautas a tiempo completo.
Schönewald, una licenciada en bioquímica que actualmente trabaja como gestora de proyectos, afirma estar fascinada por el espacio desde su infancia.
Es la tercera vez que los astronautas entrenan en Rostock para sobrevivir en el agua. Heiko Seefeldt, director general de la empresa de entrenamiento ISC Training & Assembly, afirma que, en caso de emergencia, lo importante es el trabajo en equipo.
Entre otras cosas, los astronautas practican cómo sujetarse unos a otros. «Una persona sola no puede aguantar mucho tiempo. Será arrastrada por la corriente, por lo que hay que trabajar en equipo y mantenerse unidos».
¿A dónde le gustaría volar primero a Schönenwald? «Mi gran deseo sería ir a la ISS», la Estación Espacial Internacional, afirma. «Y quizá algún día a la Luna».
Por Christopher Hirsch (dpa)