El auge de las plataformas de streaming como Netflix, HBO o Disney+ ha revolucionado la forma en que consumimos series, películas y documentales. Pero más allá del entretenimiento, estos servicios están influyendo de manera directa en la cultura local, incluso en municipios pequeños como Carreño.

Globalización del entretenimiento
Hoy, un espectador en Asturias puede disfrutar de la misma serie que alguien en Estados Unidos o Japón. Esto genera una especie de lenguaje cultural global, donde referencias y conversaciones trascienden fronteras. La globalización cultural nunca había sido tan evidente.
Riesgos para la cultura local
La expansión del streaming también plantea un reto: la homogeneización cultural. Si el público consume únicamente contenidos internacionales, las producciones locales corren el riesgo de quedar relegadas. Esto podría afectar a la diversidad cultural y a la difusión de tradiciones propias.
Oportunidades para lo local
Lejos de ser una amenaza, las plataformas también abren nuevas puertas. En los últimos años, Netflix y otras compañías han apostado por producciones españolas, muchas de ellas rodadas en escenarios regionales. Asturias, con sus paisajes únicos y su riqueza cultural, tiene un enorme potencial como escenario para rodajes.
Además, los creadores locales pueden aprovechar la accesibilidad de internet para difundir sus proyectos audiovisuales de forma independiente, conectando con públicos que antes eran inalcanzables.
Transformación en los hábitos sociales
El streaming también está cambiando la forma en que compartimos el ocio. Antes, las familias se reunían para ver un programa a una hora concreta. Hoy, cada persona puede elegir qué ver y cuándo verlo. Esto modifica las dinámicas familiares y sociales, creando nuevas rutinas de consumo cultural.
Las plataformas de streaming son un reflejo de los cambios sociales: inmediatez, personalización y globalización. Aunque existe el riesgo de perder parte de la identidad cultural, también ofrecen una oportunidad única de mostrar al mundo lo mejor de nuestras tradiciones y escenarios. El desafío está en lograr un equilibrio entre lo global y lo local, aprovechando la tecnología sin renunciar a nuestras raíces.