Ana Lombardía (Oviedo, 1984) ha obtenido el grado de doctora por la Universidad de La Rioja tras la defensa de su tesis Violin music in mid-18th-century Madrid: contexts, genres, style, ha informado el centro universitario en una nota de prensa.
Desarrollada en el Departamento de Ciencias Humanas de la UR, esta tesis ha sido dirigida por Miguel Ángel Marín, ha contado en el tribunal con Pablo L. Rodríguez, Juan José Carreras y Rudolf Rasch; y ha logrado la calificación de sobresaliente ‘cum laude’ con mención internacional al título.
En su tesis, la doctora Lombardía ofrece por primera vez una visión global de la música para violín compuesta e interpretada en Madrid entre ca. 1730 y ca. 1776, partiendo de más de 170 fuentes musicales -40 de ellas prácticamente desconocidas hasta ahora y combinando tres líneas de investigación principales: los contextos de composición e interpretación, la configuración de géneros musicales y el análisis del estilo. El estudio se completa con tres apéndices que incluyen descripciones de las fuentes musicales localizadas, la edición crítica de ocho obras inéditas y un vídeo mostrando la recuperación práctica de una de ellas.
En el periodo estudiado, los géneros para violín más populares en Madrid eran la sonata para violín y acompañamiento y el trío para dos violines y acompañamiento. También tenían demanda el dúo de violines, la obertura de cámara, el concierto a solo y el concierto para pequeño conjunto.
163 OBRAS LOCALIZADAS
Las 163 obras localizadas fueron escritas por una veintena de compositores, incluyendo aproximadamente el mismo número de italianos (como Mauro D’Alay y Francesco Montali) y españoles (como José Herrando y Vicente Basset). Estos músicos trabajaban para prestigiosas instituciones (como la Real Capilla) y para mecenas privados, incluyendo a miembros de la familia real (como Isabel Farnesio), otros miembros de la corte (como Farinelli), aristócratas (como el XII Duque de Alba) y diplomáticos extranjeros (como el barón sueco Carl Leuhusen).
El análisis sistemático de estas 163 obras (que contienen más de 400 movimientos en total) muestra la asimilación en Madrid de tendencias compositivas paneuropeas, como son los ciclos de movimientos estandarizados, las formas de sonata, los tópicos (topoi) de danzas, la técnica instrumental idiomática y la escritura melódica al estilo galante. Los principales modelos para estas composiciones parecen haber sido italianos, como era habitual en otras capitales europeas.
En su tesis, Ana Lombardía ha detectado paralelismos no sólo con Arcangelo Corelli, cuya recepción en España era ya algo conocida, sino también con compositores cuyo impacto en este país no había sido abordado anteriormente, como Antonio Vivaldi, Giuseppe Tartini, Pietro Antonio Locatelli y Giovanni Battista Sammartini. Esta similitud estilística confirma que el repertorio que estaba de moda internacionalmente fue introducido en Madrid relativamente pronto, como se deduce de los inventarios de bibliotecas privadas desde la década de 1730.
La tesis también aborda la música de danza interpretada con violín, cuyos modelos eran principalmente franceses, predominando los minués y las contradanzas. Este repertorio, normalmente relegado a una posición secundaria en los estudios sobre música instrumental, tuvo, sin embargo, una gran importancia social en la época. De hecho, era muy demandado tanto en ámbitos públicos como privados, resultando fundamental para la difusión de la interpretación del violín entre los aficionados de Madrid.
Estos también consumían tratados didácticos y obras de cámara: pese a la escasa impresión de música instrumental en España, antes de 1776 se habían publicado en la capital quince colecciones de sonatas, dúos y tríos para violines. Además, compositores activos en Madrid en aquellos años publicaron colecciones de música para violín en Londres y París.
Esta intensa asimilación de nuevos estilos, géneros y prácticas de consumo musicales sentó las bases para una integración más profunda de Madrid en el mercado musical europeo, intensificada a partir de 1770. Así, la música para violín jugó un papel clave en la actualización del repertorio instrumental cultivado en España durante el llamado «siglo XVIII central».
Esta música retrata a Madrid como un centro dinámico y al día de las últimas tendencias internacionales. Asimismo, el estudio aporta nueva luz sobre la circulación de repertorio para violín entre España y otros países europeos, en especial Italia, pero también Alemania o Suecia, más alejados de su ámbito de influencia político-cultural. La música para violín compuesta en Madrid también alcanzó relativamente rápido países de Hispanoamérica como Bolivia y Méjico, lo que abre nuevas vías para la investigación.