Berlín, 18 oct (dpa) – El domingo 20 de octubre se conmemora el centenario del que es considerado el primer semáforo para automóviles de Alemania, el que se instaló en la céntrica plaza berlinesa de Potsdamer Platz y del que una reproducción acompaña al actualmente en uso.
Es una imagen que se ve cotidianamente y que la mayoría de nosotros no percibimos conscientemente: en los cruces de calles hay luces rojas, amarillas y verdes. El semáforo ordena del tráfico y aunque parezca insignificante, es fundamental. No solo regula el flujo de coches, bicicletas y peatones, sino que es un símbolo del ordenamiento del caos en la ciudad.
Hace 100 años, cuando los coches aún eran una rareza y los carros tirados por caballos eran lo habitual, se colocó en la Potsdamer Platz de Berlín una pequeña maravilla técnica, que influye en nuestra vida cotidiana hasta hoy. Unas ocho semanas después, la llamada torre de tráfico entró en funcionamiento. Entonces probablemente nadie intuía lo decisiva que sería la novedad para la seguridad del tráfico y la transformación de la movilidad.
La torre de tráfico fue un auténtico hito: «El renacimiento del tráfico berlinés después de la guerra y los primeros años de posguerra», escribió entonces el diario «Vossische Zeitung». Dado que en la plaza desembocaban cinco calles, la torre tenía cinco lados. En cada uno de ellos brillaban tres luces ubicadas horizontalmente una junto a la otra, dispuestas a dominar el caos del tráfico.
El semáforo, sin embargo, fue más que un elegante juego de luces: ahorró varios policías a la capital alemana, crónicamente atascada, que antes intentaban regular el tráfico con silbatos y señales de manos. En la torre había sentado un policía, que con un reloj medía el tiempo, movía las palancas de mando y cambiaba las luces.
Los berlineses perdieron rápido su entusiasmo por los semáfotos, que pronto aparecieron en todos los cruces. El primer sistema de señalización luminosa dirigido centralmente generó en 1926 un gran caos de tráfico, porque todos los semáforos cambiaban a verde a la vez. Recién con la implementación de una «ola verde» se volvió un modelo para otras ciudades.
Tanto Berlín como Hamburgo se disputan el haber tenido el primer semáforo alemán. Berlín defiende su primer semáforo eléctrico, que regulaba todo el tráfico, mientras que Hamburgo insiste con el primer sistema de señalización luminosa de Europa, instalado en 1922 en la Stephansplatz.
Según el Museo del Trabajo de Hamburgo, este servía en principio para regular el tráfico de tranvías. Ambas ciudades aportaron sin embargo un paso significativo al desarrollo de la regulación del tráfico y la seguridad.
Claro que el semáforo no es un invento totalmente alemán. En diciembre de 1868, se instaló el primer semáforo a gas del mundo en la Parliament Square de Londres, el primer intento de regular el tráfico con señales luminosas y aliviar a la policía. Ya mucho antes de la invención del coche los atascos eran un problema. Los peatones y los carros tirados por caballos circulaban con dificultad por Londres en torno a 1860, asegura la BBC.
El superintendente de ferrocarriles de Londres John Peake Knight tuvo la idea de utilizar el método del tren para regular mejor el caótico tráfico. Su sistema consistía en una señal de forma conocida del tráfico en las vías para el día y un farol de gas para la noche con luces rojas y verdes, dirigido por un policía. Pero esta instalación pronto reveló tener sus riesgos: explotó tras pocos meses y la idea quedó en el olvido.
En 1914 comenzó a funcionar el primer semáforo eléctrico en la ciudad estadounidense de Cleveland. Ocho luces rojas y verdes indicaban a peatones y automovilistas alternadamente «stop» y «go». No había una luz amarilla. En vez de eso, una campana anunciaba el cambio de color. Pero pronto su sonido fue tapado por el de la ciudad.
En Berlín, la torre de tráfico tuvo que dejar lugar en 1936 a la construcción de una estación del tren de cercanías. Hoy una réplica levantada en 1997 recuerda en la Potsdamer Platz los primeros tiempos de la regulación del tráfico con luces, en medio de modernos edificios que dominan la imagen de la ciudad en la nueva era.
Por Serhat Koçak (dpa)