São Leopoldo (Brasil), 24 jul (dpa) – São Leopoldo, en el sur de Brasil, es conocida como «cuna de la inmigración alemana en Brasil», sin embargo, ahora que se conmemoran los 200 años de la llegada de los primeros migrantes alemanes, no es la única con una importante herencia germana.
Los primeros inmigrantes alemanes llegaron a São Leopoldo hace exactamente dos siglos. En ese entonces, varios miles de personas emigraron a Brasil en busca de una mejor vida, impulsadas por las malas cosechas y la falta de perspectivas. Al mismo tiempo, Brasil buscaba nuevos colonos, sobre todo para el sur del país, con la esperanza de que los recién llegados construyeran allí la infraestructura faltante.
La idea era celebrar un gran festival de la inmigración en São Leopoldo, en el estado más meridional de Brasil, Rio Grande do Sul, para conmemorar este aniversario, pero se canceló. Las inundaciones que asolaron casi todo el estado hace casi tres meses y se cobraron la vida de al menos 182 personas lo hicieron imposible.
Sin embargo, se celebrarán numerosos pequeños festejos en varias ciudades de Brasil. Pero, ¿cuáles fueron las huellas que dejó la inmigración alemana en Brasil?
Se estima que unos seis millones de brasileños tienen raíces alemanas, según dice la cónsul general alemana en São Paulo, Martina Hackelberg. Esto representa casi el tres por ciento de la población. Todo comenzó con 300.000 a 400.000 germanoparlantes que llegaron a Brasil en distintas olas migratorias, de acuerdo con el historiador Martin Dreher.
Una de las tradiciones más conocidas que dejaron los alemanes es la Oktoberfest o fiesta de la cerveza de Blumenau, en el estado meridional de Santa Catarina. Este año, la segunda mayor fiesta de la cerveza del mundo festeja su 40 aniversario. Quizá por eso tampoco sorprenda que las primeras cervecerías de Brasil surgieran en el siglo XIX y tengan origen alemán.
Por otra parte, Brasil es hoy en día el país con mayor cantidad de germanoparlantes fuera de Europa. El instituto Martius-Staden, que fomenta el intercambio cultural entre los dos países, señala que entre uno y dos millones de brasileños hablan alemán o sus dialectos.
Sin embargo, la influencia del portugués marcó varios de estos dialectos alemanes. Un ejemplo: de postre se suele comer «cuca», una palabra derivada del alemán «Kuchen» (tarta).
De acuerdo con el Instituto Martius-Staden, hoy en día hay en Brasil alrededor de 350 escuelas públicas y estatales así como 60 universidades que ofrecen clases de alemán.
Novo Hamburgo, Nova Friburgo, São Leopoldo o Pomerode: los alemanes también dejaron su huella en los nombres de las ciudades. Pomerode fue fundada por colonos pomeranos y se llama a sí misma «la ciudad más alemana de Brasil» por su gran población de origen alemán.
Los alemanes también fundaron numerosas instituciones, como escuelas, hospitales, organizaciones benéficas y cámaras de comercio, que se convirtieron en parte integral de la sociedad brasileña. Dreher explica que en los lugares donde se establecieron, prácticamente no hay analfabetismo.
«Los alemanes fueron también los primeros en introducir el sistema de jardines de infancia en Brasil», continúa el historiador. «Y en Rio Grande do Sul es difícil pensar en sistema sanitario sin los hospitales que fundaron los alemanes», añade.
Un dato más: el arquitecto más famoso de Brasil, Oscar Niemeyer, quien diseñó la ciudad de Brasilia y cuyas obras pueden apreciarse en Rio de Janeiro, Nueva York o Berlín, tenía raíces alemanas.
Brasil es el socio comercial más importante de Alemania en Sudamérica y su único socio estratégico en América Latina y el Caribe.
Las grandes empresas alemanas se instalaron en el país en la década de 1950, contribuyendo al desarrollo de la industria brasileña. Según la Cámara de Industria y Comercio (IHK), en la actualidad hay unas 1.300 empresas alemanas establecidas en Brasil, principalmente en el área metropolitana de São Paulo, el mayor centro empresarial alemán fuera de Alemania.
En 2022, las exportaciones alemanas a Brasil ascendieron a más de 12.890 millones de euros (13.984 millones de dólares). Se trató principalmente de máquinas, vehículos y piezas de vehículos, así como productos químicos y farmacéuticos. En el mismo año, Alemania importó de Brasil mercancías por valor de 9.170 millones de euros, principalmente productos minerales y vegetales, así como alimentos, bebidas y tabaco.
Por Philipp Znidar (dpa)