Además de sus consecuencias humanas, el tráfico de cocaína daña el medio ambiente y amenaza hábitats importantes para decenas de especies de aves migratorias en América Central, según un nuevo estudio.
Científicos de cuatro universidades estadounidenses, así como del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos combinaron medidas de diversas características del paisaje y concentraciones de aves migratorias en Centroamérica para resaltar la conexión inesperada entre un problema social generalizado como la cocaína y la biodiversidad.
Sus conclusiones aparecen en un estudio publicado este miércoles en la revista ‘Nature Sostainability’.
«Cuando los narcotraficantes son empujados a zonas boscosas remotas, limpian la tierra para crear pistas de aterrizaje, caminos y pastos para el ganado», según Amanda Rodewald, directora principal del Centro de Estudios de Población Aviar del Laboratorio de Ornitología de la Universidad Cornell (Estados Unidos), quien añade: “Esas actividades -y las estrategias antidrogas que contribuyen a ellas- pueden deforestar paisajes y amenazar especies”.
Más de la mitad de la población mundial, perteneciente a una de cada cinco especies migratorias, habita en zonas que se volvieron más atractivas para el tráfico tras el pico de presión policial, medida como el volumen de cocaína incautada.
Por ejemplo, el 90% de la población mundial de reinitas de mejillas doradas en peligro de extinción en Estados Unidos- y el 70% de las reinitas de alas doradas y los vireos de Filadelfia pasan el invierno en esos paisajes vulnerables.
“PRESIÓN POLICIAL”
Los bosques más grandes que quedan en Centroamérica, habitados de manera desproporcionada por pueblos indígenas (conocidos como los Cinco Grandes Bosques), experimentan niveles crecientes de tráfico de cocaína.
«La política de drogas de Estados Unidos en Centroamérica se centra en el lado de la oferta de la ecuación y la presión policial juega un papel importante en el movimiento de las rutas de tráfico y los lugares de ‘narcodeforestación’», según Nicholas Magliocca, profesor asociado en la Universidad de Alabama (Estados Unidos).
Magliocca añade: “Después de 40 años, ese enfoque no ha funcionado. De hecho, el tráfico de cocaína no ha hecho más que expandirse y convertirse en una red mundial. Solía ser que la cocaína simplemente pasaba por Centroamérica, pero ahora se ha convertido en un centro de transbordo global”.