Recientemente ha sido publicado un estudio sobre los primeros dinosaurios de sangre caliente en el que se analiza la propagación de los dinosaurios en diferentes climas de la Tierra a lo largo de la etapa mesozoica.
La capacidad de regular la temperatura corporal, un rasgo que tienen todos los mamíferos y aves en la actualidad, puede haber evolucionado entre algunos dinosaurios a principios del Jurásico, hace unos 180 millones de años.
Así lo sugiere un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad College de Londres (Reino Unido) y la Universidad de Vigo, y con participación de autores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), la Universidad de Alcalá y otras instituciones de Alemania, China y Reino Unido.
A principios del siglo XX, los dinosaurios eran considerados animales de sangre fría y de movimientos lentos, como los reptiles modernos, que dependían del calor del sol para regular su temperatura.
Descubrimientos más recientes indican que algunos tipos de dinosaurios probablemente eran capaces de generar su propio calor corporal, pero se desconoce cuándo ocurrió esta adaptación.
GRUPOS PRINCIPALES
El nuevo estudio, publicado en la revista ‘Current Biology’, analiza la propagación de los dinosaurios en diferentes climas de la Tierra a lo largo de la etapa mesozoica (la era de los dinosaurios, que duró entre 230 y 66 millones de años) a partir de en 1.000 fósiles, modelos climáticos y la geografía de la época y los árboles evolutivos de los dinosaurios.
Los investigadores descubrieron que dos de los tres grupos principales de dinosaurios, los terópodos (como el ‘Tyrannosaurus rex’ y el ‘Velociraptor’) y los ornitisquios (incluidos parientes de los herbívoros ‘Stegosaurus’ y ‘Triceratops’), se trasladaron a climas más fríos durante el Jurásico Temprano.
Ello sugiere que entonces pudieron haber desarrollado la endotermia, es decir, la capacidad de generar calor internamente. Por el contrario, los saurópodos, el otro grupo principal que incluye al ‘Brontosaurus’ y al ‘Diplodocus’, se mantuvieron en zonas más cálidas del planeta.
Investigaciones anteriores han encontrado rasgos relacionados con la sangre caliente entre los ornitisquios y terópodos, y se sabe que algunos tenían plumas o protoplumas, que aislaban el calor interno.
«Nuestros análisis muestran que surgieron diferentes preferencias climáticas entre los principales grupos de dinosaurios en la época del evento Jenkyns hace 183 millones de años, cuando la intensa actividad volcánica condujo al calentamiento global y la extinción. de grupos de plantas”, según Alfio Alessandro Chiarenza, de Ciencias de la Tierra de la University College de Londres.
El evento Jenkyns se produjo después de que lava y gases volcánicos brotaran de largas fisuras en la superficie de la Tierra, lo que cubrió grandes áreas del planeta.
Chiarenza añade: “En ese momento surgieron muchos nuevos grupos de dinosaurios. La adopción de la endotermia, tal vez como resultado de esta crisis ambiental, puede haber permitido a los terópodos y ornitisquios prosperar en ambientes más fríos, permitiéndoles ser muy activos y mantener la actividad durante períodos más largos, desarrollarse y crecer más rápido y producir más descendencia”.
ACTIVOS “MÁS TIEMPO”
Sara Varela, de la Universidad de Vigo, añade que los terópodos también incluyen a las aves y el estudio sugiere que la regulación de temperatura única de esos animales puede haber tenido su origen en esta época del Jurásico Temprano.
“Los saurópodos, por otro lado, que permanecieron en climas más cálidos, crecieron hasta alcanzar un tamaño gigantesco en esa época, otra posible adaptación debido a la presión ambiental. Su menor relación entre superficie y volumen habría significado que estas criaturas más grandes perderían calor a un ritmo reducido, lo que les permitiría permanecer activos por más tiempo”, explica.
Por otro lado, los investigadores también analizaron si los saurópodos pudieron haberse quedado en latitudes más bajas para comer alimentos más ricos no disponibles en las regiones polares.
En cambio, descubrieron que los saurópodos parecían prosperar en ambientes áridos, similares a las sabanas, lo que respalda la idea de que su restricción a climas más cálidos estaba más relacionada con una temperatura más alta y luego con una fisiología más fría. Durante esa época, las regiones polares eran más cálidas y con abundante vegetación.
“Esta investigación sugiere una estrecha conexión entre el clima y cómo evolucionaron los dinosaurios. Arroja nueva luz sobre cómo las aves podrían haber heredado un rasgo biológico único de los ancestros de los dinosaurios y las diferentes formas en que los dinosaurios se adaptaron a cambios ambientales complejos y de largo plazo”, según Juan L. Cantalapiedra, del MNCN.