La central nuclear de Almaraz, ubicada en Cáceres, ha generado desde que se puso en marcha en 1983 un total de 611.000 gigavatios hora (GWh), que equivalen al consumo energético de toda España durante dos años y medio.
De hecho, Almaraz es la primera instalación generadora de electricidad en España. Solo en 2023 produjo 16.927 GWh brutos, el tercer mejor dato de su historia, y cubre el 7% de la demanda anual de España, que equivale al consumo de cuatro millones de hogares españoles.
Junto con la central de Ascó en Tarragona, son las únicas que tienen dos reactores nucleares en España, aumentando así su capacidad de producción. La energía de Almaraz alimenta un parque de 400 kilovatios (kW), de los más importantes de España.
El diseño de esta central, y las del resto de España, es completamente distinto al de Chernóbil y eso impide que suceda un accidente por las razones que motivaron el de entonces.
A raíz del de Fukushima, otro de los grandes accidentes nucleares de la historia de esta energía, Almaraz ha incorporado equipos para emergencias e incluso un centro específico que tiene el aspecto de un búnker y que permitiría vivir en él unos días en caso de emergencia.
Pese a ello, el Gobierno central ha decidido no revisar el acuerdo que alcanzó con las propietarias de Almaraz, de manera que sus reactores nucleares finalizarían su actividad en 2027 -unidad o reactor 1- y 2028 -unidad 2-.
Este calendario supone que el primer trimestre de 2025 es la fecha límite para acometer su cese de forma ordenada y que se produzca en tiempo. No obstante, el director de esta central, Rafael Campos, explicó en una visita de la prensa a la instalación, que la fecha límite podría ser “hasta el día de antes” de que expire la licencia.
En cualquier caso, Campos aseguró que se está trabajando “en las dos vías”: en la opción de que cese su actividad definitivamente y en la de que continúe. En el caso de cesar, Campos señaló que no disponen de cifras de coste de esa parada porque depende de factores como el precio al que se venda esa energía en un momento determinado, pero sí que la central cifró hace unos años en 91 millones el impacto negativo que supondría su cierre para la economía extremeña.
La posición del Ejecutivo central choca con la del gobierno extremeño, liderado por María Guardiola, del PP, quien visitó la central el mes pasado y defendió su continuidad por tratarse de energía libre de emisiones de CO2 y por generar 2.900 empleos en la zona, según la Junta de Extremadura.
En su funcionamiento habitual, Almaraz emplea a unas 800 personas y cuando debe acometer una recarga de combustible -una vez al año en dos ejercicios y dos veces en el tercero- llegan a estar empleadas un total de 2.000 personas. Cabe señalar que Extremadura es la segunda comunidad autónoma con más paro de España, por detrás de Andalucía, con un 17,61%, según el último dato del primer trimestre.
Los propietarios de la central son Iberdrola, con un 53%; Endesa, con un 36%, y Naturgy, con un 11%. Para Iberdrola, su producción nuclear supuso el 30,7% del total de la energía de todo tipo que produjo en España en el primer trimestre de este año, para Endesa representó el 51% y en Naturgy supuso en el ejercicio 2023 -últimos datos públicos- el 27,2% sobre el total de su energía térmica producida. Iberdrola y Endesa registraron descensos en la producción nuclear en el arranque de este año comparado con 2023, mientras que Naturgy anotó un ligero aumento respecto a 2022.
El rechazo a la energía nuclear procede de los residuos que ésta produce, que se mantienen radiactivos por miles de años y que no deben estar en contacto con seres vivos. Almaraz cuenta con piscinas en las que tiene una parte del combustible gastado y un Almacén Temporal Individualizado (ATI) formado por 20 contenedores con forma de bidón en superficie que se encuentran al 85% de su capacidad y que puede albergar combustible hasta 2028, cuando está previsto el fin de la operación de la central. De continuar funcionando, necesitaría más espacio para los residuos y por ello está en proyecto un ATI con mayor capacidad.
Desde la central explicaron que esos contenedores cuentan con varias capas que aíslan del impacto de la radiación e incluso en el exterior están rodeados por un muro de hormigón añadiendo una capa más de aislamiento y posibilitando poder operar con esos bidones de forma segura. En las piscinas sucede algo similar, pues el agua hace de aislante de la radiación.
Desde la central resaltaron la cantidad de medidas de seguridad que tiene la instalación e incluso contabilizan los accidentes que se producen. De momento, acumulan 602 días sin accidentes con baja y el récord está establecido ligeramente por encima de los 1.100 días.