Augsburg (Alemania), 11 may (dpa) – El himno de la Liga de Campeones sonó con fuerza en el vestuario del Stuttgart tras vencer al Augsburg y dar el salto al segundo puesto de la tabla por delante del Bayern Múnich, tras el partido que abrió la penúltima jornada de la Bundesliga.
Los días de fiesta del Stuttgart continúan una semana después de la victoria por 3-1 contra el Bayern, tras vencer también por 3-1 este viernes en Augsburg. Sin aflojar ni dormirse en los laureles, Sebatian Hoeness y sus jugadores, liderados por el delantero Serhou Guirassy, autor de 26 goles esta campaña, aspiran seriamente al subcampeonato en el sprint final de la Bundesliga.
Hoeness se mostró «realmente orgulloso» y enumeró agradecido lo que su equipo había logrado en esta jornada. «Nos marcamos el objetivo de asegurar el tercer puesto, y lo hemos conseguido. Nos marcamos el objetivo de sumar 70 puntos, algo que el Stuttgart solo ha conseguido una vez (en 2007, año en que se proclamaron campeones). Y lo conseguimos. Y queríamos una pequeña final y jugarnos algo la semana que viene. Es estupendo».
El 26º gol de la temporada de Guirassy en el minuto 48 fue suficiente para la victoria número 22 del club suabo, que además supuso un récord del Stuttgart en la Bundesliga. «El equipo demostró su mentalidad ganadora, lo que me impresionó», elogió el director deportivo, Fabian Wohlgemuth.
«Ahora queremos coronar la temporada delante de nuestra afición», declaró el internacional Maximilian Mittelstädt con vistas al partido en casa contra el Borussia Mönchengladbach. No obstante, el Bayern, con 69 puntos, tiene pendiente este domingo su partido contra el Wolfsburgo y cerrará el campeonato en casa del Hoffenheim.
En la última jornada del duelo de fondo con el Bayern, probablemente se trate también de decidir qué equipo jugará la final de la Supercopa de Alemania contra el Bayer Leverkusen.
Si el ya campeón alemán gana también la Copa Alemana contra el Kaiserslautern, de segunda división, dentro de quince días en Berlín, se enfrentará al subcampeón de liga en la Supercopa, el 17 de agosto.
Sería un emocionante comienzo de la nueva temporada para el Stuttgart, con un gran regreso en la Liga de Campeones. La expectación es ya enorme. «En el vestuario sigue sonando el himno», dijo Mittelstädt. «Pero todos estamos deseando estar en el campo la próxima temporada y escuchar el himno. Estamos impacientes», agregó.
La nueva situación también puede ayudar a animar a quedarse a jugadores de primera fila como el internacional Chris Führich o el goleador Guirassy, que están siendo muy cortejados por clubes grandes. «Espero que se quede el mayor número posible de ellos», afirmó Mittelstädt. Y, por supuesto, el equipo está trabajando en otros candidatos. «Sería estúpido no hacerlo», añadió.
Cedido por el Brighton & Hove Albion de la Premier League inglesa, el atacante Deniz Undav (18 goles esta temporada) está decidido a quedarse. «Tengo muchas ganas de jugar aquí», afirmó el futbolista, de 27 años, que sueña con grandes tardes en la Liga de Campeones contra rivales de renombre, como el Real Madrid. «Y entonces a lo mejor los aplastamos», bromeó entre risas.
Undav, Mittelstädt, Führich y Waldemar Anton: este cuarteto espera con impaciencia el próximo jueves, cuando el seleccionador alemán, Julian Nagelsmann, anuncie la lista de convocados para la Eurocopa de este verano europeo en Alemania. «A ver si oigo mi nombre», dijo Undav.
Mittelstädt, que tuvo un buen debut en la selección contra Francia (2-0) y Holanda (2-1), habló de una «sensación relativamente positiva». Confía en que Nagelsmann haga honor a lo que había a principios de año. «En marzo sentamos las bases para la Eurocopa y ya hemos construido un buen equipo», dijo.
Hoeness cree que el cuarteto del Stuttgart merece estar en la selección. Incluso hizo campaña por un quinto jugador: Angelo Stiller. El centrocampista ya estuvo en el punto de mira de Nagelsmann en marzo. «Angelo también ha tenido otra actuación muy buena desde su última convocatoria. Por eso no sería un error contar con un jugador así», argumentó. «Pero la decisión es de Julian».
Por Klaus Bergmann (dpa)