Leverkusen/Londres, 5 mar (dpa) – El grupo farmacéutico y agroquímico alemán Bayer anunció hoy que intenta superar su difícil situación sin vender ninguna división, a pesar de sus elevadas deudas, y ahorrar hasta 2.000 millones de euros (2.170 millones de dólares) anuales a partir de 2026.
La respuesta a la pregunta sobre la futura reestructuración del grupo y una posible escisión de alguna de sus divisiones es «ahora no», aseguró la empresa durante la presentación de sus cifras anuales. No obstante, «seguiremos abiertos a todo», dijo el presidente de la compañía, Bill Anderson, en un comunicado.
En vista de su escaso margen de maniobra, el gigante alemán indicó que en primer lugar habrá que mejorar el desarrollo empresarial y crear más flexibilidad estratégica. En el marco del nuevo modelo organizativo ya presentado, a partir de 2026 también dijo que pretende ahorrar 2.000 millones de euros anuales en costes de organización.
Bayer anunció en enero que los recortes previstos de la administración y la pretendida aceleración de los procesos de toma de decisiones conducirían probablemente a una importante reducción de personal en Alemania.
El resultado final de Bayer para 2023 fue una pérdida de 2.900 millones de euros, en parte debido a los elevados deterioros en el segmento agrícola, tras un beneficio de 4.200 millones de euros el año anterior.
Este año, el grupo prevé un nuevo descenso del beneficio operativo. Ajustado por el tipo de cambio y los efectos especiales, el resultado de explotación (ebitda) se espera que alcance entre 10.700 y 11.300 millones de euros, anunció además Bayer.
En 2023, el resultado de explotación experimentó una caída del 13,4 por ciento, hasta los 11.700 millones de euros. Ajustado por los efectos de las variaciones del tipo de cambio, Bayer también tiene como objetivo ventas de entre 47.000 y 49.000 millones de euros en 2024 después de registrar 47.600 millones de euros el año pasado.
Bayer también señaló con respecto a las disputas legales en Estados Unidos que se van a seguir «nuevos enfoques dentro y fuera de los tribunales» para reducir los riesgos legales y las incertidumbres asociadas.
Los inversores llevan tiempo criticando el hecho de que todavía no haya sido posible trazar una línea divisoria en el asunto del glifosato. Bayer asumió en 2018 los problemas relacionados con el herbicida Roundup, a base de glifosato, con la adquisición de la empresa estadounidense que lo fabrica en una operación que costó más de 60.000 millones de dólares.