Fráncfort, 13 feb (dpa) – El director financiero de la empresa química alemana BASF, Dirk Elvermann, confía en que los mercados mundiales sigan abiertos incluso tras una posible victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre.
«Necesitamos unos Estados Unidos fuertes, que por su importancia tienen una responsabilidad especial en el libre comercio y la economía mundial», dijo Elvermann en una entrevista con las agencias de noticias dpa-AFX y dpa. «Espero que quien sea elegido pueda asegurar esto al final».
Elvermann subrayó que su compañía, la mayor del rubro químico del mundo, está muy atenta. «Seguiremos asegurando, manteniendo y ampliando nuestro negocio en Estados Unidos», sostuvo.
Estados Unidos es un mercado muy importante para BASF, que cuenta con más de 100 plantas propias y unos 13.000 empleados en el país. Las ventas en Estados Unidos ascendieron en 2022 a más de 20.000 millones de euros (21.500 millones de dólares).
Muchos expertos temen que las relaciones transatlánticas se deterioren significativamente si Trump vuelve a la Casa Blanca.
Durante su mandato como presidente, Trump cultivó una relación con Europa que se basaba menos en valores compartidos, recordó la historiadora y politóloga Liana Fix, del Council on Foreign Relations, un laboratorio de ideas independiente de Washington.
En general, la incertidumbre en el mundo está aumentando, constató Elvermann. «Esto es naturalmente un reto para una empresa con una impronta global», dijo.
Esto, agregó el ejecutivo, también se aplica a los miles de millones de euros invertidos por la empresa química en China, donde las tasas de crecimiento se están ralentizando actualmente.
«Pero lo hemos tenido en cuenta en nuestras decisiones de inversión. Hacemos lo que podemos para protegernos al invertir fuertemente en el país. Queda un riesgo residual, por supuesto, como con cualquier inversión extranjera».
Parte de la salvaguarda, continuó, es que BASF fabrica en China para el mercado local. «Esto significa que no estamos construyendo allí un centro de exportación, sino que tenemos una inversión de China para China. Esto nos da cierta seguridad en cuanto a rutas de transporte, logística y ventas».
Según sus palabras, BASF también financia todo el negocio de forma local. «La idea de que estamos transfiriendo fondos de Europa o de otros lugares a China es errónea».
La empresa calcula que alrededor del 80 por ciento del crecimiento mundial de la producción química se generará en China de aquí a 2030. «Como empresa química global, queremos y necesitamos formar parte de esto», dijo Elvermann.
Asimismo detalló que el grupo alemán genera el 15 por ciento de sus ventas en China y aspira a alrededor del 20 por ciento para 2030. «Estamos haciendo progresos muy adecuados».
Hace tan solo unos días, BASF anunció la venta de sus participaciones en dos empresas conjuntas en Korla (China).
Las auditorías internas y externas no revelaron ninguna prueba de violaciones de los derechos humanos en las empresas conjuntas, comunicó la empresa, pero sostuvo que no obstante, los informes contenían graves acusaciones que apuntaban a actividades «incompatibles con los valores de BASF».
Anteriormente se conocieron denuncias de que empleados de una empresa asociada a BASF en la región de Xinjiang habían participado en una campaña de control y represión estatal contra la minoría musulmana uigur. Según informaron los medios alemanes ZDF y «Der Spiegel», a dichos trabajadores se los acusaba de haber espiado a uigures.