(dpa) – Algunas personas no pueden funcionar a la mañana sin tomar una taza de café. Otras juran que les va mejor desde que dejaron el café. Lo que está claro es que el café hace algo con nuestro cuerpo. Mejor dicho, es la cafeína, la sustancia estimulante que contiene.
«El efecto de la cafeína es farmacológico», dice el profesor Johannes Wechsler, presidente de la Asociación de Nutricionistas Alemanes (BDEM). Eso quiere decir que el café actúa de manera similar a un medicamento.
«De todas maneras, hay reacciones diferentes a la cafeína», indica el experto en nutrición. Porque también los bebedores de café son diferentes. «Cada cuerpo funciona de otra manera», señala Harald Seitz, del Centro Federal de Nutrición (BZfE) en Alemania.
¿Qué sucede exactamente?
¿Despierta el café?
La cafeína, como compuesto químico, actúa sobre el sistema nervioso central, explicae Seitz. «Tiene un efecto estimulante, es decir, puede aumentar la concentración e impulsar el rendimiento y también ayudar a mantenerse despierto», enumera.
Según Wechsler, la cafeína aumenta la presión sanguínea y el pulso. «La teína en el té tiene el mismo efecto que el café, solo que con freno de mano. El té actúa durante horas, pero menos masivamente. El café actúa de manera muy breve y muy rápida».
¿Por qué después de tomar café tengo que ir al baño?
El café hace orinar. Eso lo pueden confirmar muchas personas que después de un café deben acudir rápidamente al baño. «La cafeína estimula la circulación», apunta Wechsler. «A raíz de eso, los riñones reciben un mayor flujo sanguíneo».
Como los riñones tienen la función de filtrar la sangre, lo hacen más fuertemente y de esa manera producen más orina. Así pasa que uno tiene que orinar más urgentemente cuando tomó café.
¿Es saludable el café?
El café lógicamente no es solo pura cafeína. «Casi ningún otro alimento tiene tantas sustancias químicas básicas en sí como el café», dice Wechsler.
Por ejemplo, antioxidantes. «Son sustancias que tienen un efecto protector en el cuerpo», señala Seitz. «Neutralizan los radicales libres que dañan nuestras células».
El café supuestamente reduce el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. «Pero son estudios de largo plazo, en los que no se sabe con certeza si eso se puede atribuir solo al café», matiza Seitz.
Además, se dice que consumir café aumenta la calidad de vida de las personas que padecen de presión baja o de adinamia, es decir, un estado de agotamiento y apatía generalizados. «A ellos les ayuda el café como estimulante natural», precisa Wechsler. Un estimulante impulsa la circulación y el metabolismo.
Tomar café con moderación también tiene efectos positivos en cuanto al riesgo de infarto cardíaco. En concreto, según el médico, pueden ser hasta tres tazas de café de filtro por día. «Una cantidad mayor, en cambio, es perjudicial», advierte Wechsler. Porque demasiada cafeína aumenta el colesterol, y este puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Dos, tres tazas por día son, en general, una buena medida para personas sanas, asegura Wechsler.
¿A quién puede hacerle daño el café?
Quien tenga un estómago sensible posiblemente tenga problemas para tolerar el café. Y es que las melanoidinas (sustancias que se forman durante el tostado del café) incentivan la producción de jugos gástricos, lo que puede generar acidez. «Estas personas deberían tomar su café con leche, porque esta retiene las melanoidinas en el café», aconseja Wechsler.
También las personas con la presión alta o con la predisposición a ella deberían tener cuidado con la cantidad de café. «Una predisposición a la tensión alta puede verse reforzada por el café y provocar así una hipertensión», dice el médico. «Quien tenga la presión alta debería consumir café en dosis pequeñas y ver cómo reacciona». Dado el caso, puede tener que mejor optar por el descafeinado.
¿Qué pasa con la acrilamida?
Se sospecha que la acrilamida es cancerígena. Dado que esta sustancia se genera como resultado del calentamiento, al igual que en muchos otros alimentos también está contenida en los granos de café tostado.
Por cierto, la cantidad de acrilamida por taza depende de cuánto tiempo el líquido está en contacto con el café. Según el BZfE, el espresso contiene menos. El café preparado con el método de la prensa francesa contiene claramente más. Y el café instantáneo es el que más contiene.
¿Puede generar dependencia el café?
«Puede presentarse un cierto acostumbramiento y cierto efecto adictivo con la cafeína, porque es una droga en el sentido más amplio», dice Wechsler. «Para el cuerpo humano es una droga si de su consumo saca provecho».
Pero no es realmente una adicción, porque no se presentan síntomas de abstinencia en el caso del café. «Es más bien una dependencia psicológica», precisa.
«No está demostrada realmente una adicción física», sostiene también Seitz. Más bien es algo que pasa en la cabeza, agrega. De todas maneras, no descarta totalmente una dependencia física «si durante un largo período de tiempo se consume muchísimo» café. Aunque no se puede determinar cuál sería la cantidad necesaria para ello, dado que, como ya se dijo, cada cuerpo reacciona distinto.
Por Christina Bachmann (dpa)