(dpa) – En Europa, los osos han vuelto a aparecer en los titulares de los periódicos infundiendo miedo a muchas personas. En el norte de Italia, un corredor de 26 años murió recientemente tras ser atacado por un oso. En la ciudad alemana de Rosenheim, Alta Baviera, un oso pardo atacó y mató ovejas en un pastizal de montaña. También se han visto huellas de oso en la nieve en la región alpina de Tirol.
Aunque actualmente no hay osos pardos que estén asentados permanentemente en Alemania —según la fundación ecologista WWF, la última vez que se vieron en este país fue a principios del siglo XIX—, muchos habitantes del extremo sur de ese país se preguntan: ¿están volviendo los osos?
En principio, los expertos gubernamentales lo consideran concebible, al menos a largo plazo. Según afirmaron expertos de la Agencia Federal para la Conservación de la Naturaleza (BfN) de Alemania en entrevista con dpa, algunos hallazgos en los distritos bávaros de Oberallgäu y Garmisch-Partenkirchen en los años 2019 a 2022 demostrarían la presencia de osos pardos en las zonas fronterizas.
«Es muy posible que en el futuro emigren más osos a Alemania», aseveraron representantes de la agencia, añadiendo que una recolonización permanente de osos pardos en Alemania no es probable en un futuro inmediato, pero que «a largo plazo todavía no puede descartarse».
De vez en cuando aparece algún oso por la frontera de los países vecinos, explica Jörn Ehlers, portavoz del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF): «Son sobre todo machos que buscan su territorio o una pareja». Los osos abandonan a sus madres cuando tienen unos tres años y comienzan a deambular para establecer su propio territorio. En otros países europeos han tenido lugar más encuentros con osos. Según el WWF, en Europa viven actualmente unos 17.000 osos pardos.
La región rumana de los Cárpatos cuenta con una de las mayores poblaciones. Un estudio encargado por el Ministerio de Medio Ambiente de ese país cifra el número de osos en Rumanía entre 7.500 y 8.000. Al mismo tiempo, el ministerio considera justificable una cifra de 4000. Una y otra vez, los enormes plantígrados desgarran ovejas, hurgan en los contenedores, invaden casas y establos o atacan a los campistas.
En 2021 y 2022, las autoridades rumanas registraron 47 ataques de osos a humanos. Algunos encuentros acaban fatalmente. En caso de peligro inminente, los alcaldes, apoyados por un comité local de expertos, pueden ahora decidir a corto plazo si el oso debe ser abatido. Los ecologistas y los defensores de los derechos de los animales critican que se haga hincapié en matar a los animales.
La población de osos de Italia está presente en el norte del país, en Trentino, en la zona fronteriza con Eslovenia y en los Apeninos centrales, alrededor de las regiones de Abruzos, Lacio y Molise. En los Apeninos centrales, el Instituto Italiano para la Protección e Investigación Ambiental (Ispra), calcula que en la actualidad hay unos 50 animales, pero que la población está disminuyendo.
En Trentino, por el contrario, el número de osos sigue aumentando, y las autoridades informan de unos 100 osos salvajes desde el proyecto de reasentamiento de la Unión Europea «Life Ursus». El ataque mortal de un oso al corredor generó gran sobresalto en la región.
El último censo de osos pardos en Suecia fue en 2017, momento en que se registraron unos 2.900. Allí, los animales están estrictamente protegidos y, como otros grandes carnívoros, solo pueden cazarse en condiciones estrictamente controladas, entre otros motivos, para evitar daños a renos, ganado o viviendas.
En Croacia viven en libertad entre 1.000 y 1.200 osos pardos, de ellos entre 400 y 500 en el Parque Nacional de Velebit, en el interior del Golfo de Carnaro, bahía situada en la parte alta del Adriático que tiene como núcleo el puerto de Rijeka.
La Fundación Oso Pardo, organización privada para la conservación de estos animales en la cordillera Cantábrica, calcula que en España hay unos 450 osos, de los cuales unos 70 se encuentran en la zona pirenaica fronteriza con Francia y que, por lo tanto, no pueden asignarse claramente a uno de los dos países. El número de animales tiende a aumentar.
Según el WWF, el oso pardo está considerado el mayor depredador terrestre de Europa. En 2007, el estado federado alemán de Baviera publicó un plan de gestión del oso con el objetivo de que humanos y osos coexistan con el menor número posible de conflictos.
Ehlers también ve ventajas en la presencia de osos en Alemania: «Los osos pertenecen a este entorno. Estaría bien tenerlos aquí. Al fin y al cabo, también pueden aportar atractivo a la naturaleza, como en otros países». Sin embargo, prosigue, es importante una buena interacción entre humanos y animales.
El experto de la WWF explica que es importante no dar de comer a los osos, ya que esto acerca demasiado el oso a los humanos y puede ser peligroso. En situaciones de conflicto, opina Ehlers, hay que actuar y cerrar determinadas áreas y ahuyentar a los osos si se acercan demasiado. «Si resulta demasiado peligroso, hay que retirarlos de la naturaleza», asevera Ehlers, y acota que, sin embargo, los osos en realidad no son peligrosos. «Los osos son oportunistas», enfatiza Ehlers, y puntualiza que comen presas fáciles como las ovejas y raramente atacan a los humanos.
Por Melissa Erichsen (dpa)