Muchas enfermedades clásicas de la infancia se presentan con pústulas, manchas rojas o ronchas. Si su hijo o hija tiene una erupción en la piel, muchas veces se trata de un síntoma de alguna de esas típicas enfermedades infantiles. Por ejemplo, escarlatina, varicela, eritema infeccioso, roséola o sarampión.
Está claro que los padres deben acudir al médico para que este haga un diagnóstico profesional y disponga el tratamiento que recibirá el pequeño o la pequeña. Pero, ¿qué pueden tener en cuenta los padres para hacer una primera valoración? Aquí un panorama de las cinco enfermedades:
Escarlatina: no pica y palidece si uno presiona la piel enrojecida
En la escarlatina, la erupción comienza en torno a las axilas y la ingle. Desde allí se expanden las pequeñas manchas rojas por todo el cuerpo. Tienen el tamaño de un grano de mijo o la cabeza de un alfiler. Solamente la zona en torno a la barbilla y la boca queda exceptuada.
«El sarpullido se ve aterciopelado, pero no pica», dice el pediatra Jakob Maske. Al contrario de las erupciones de sarampión o rubeola, la piel enrojecida se vuelve pálida al presionar sobre ella con una espátula de madera. Después de una a tres semanas, el sarpullido empalicede definitivamente y la piel se pela.
«La escarlatina muchas veces también se manifiesta con dolor de garganta y fiebre», señala el pediatra Hermann Josef Kahl. Esta enfermedad infecciosa altamente contagiosa es desencadenada por bacterias, los llamados estreptococos del grupo A. Si el niño contrajo escarlatina, se le receta un antibiótico.
Varicela: primero, erupción mácula-pápular (granito rojo) y después, ampollas
La varicela se presenta con una erupción que pica de manera desagradable. Los granitos rojos que se extienden desde la cabeza y el tronco se transforman luego en ampollas. «También se pueden presentar en el cuero cabelludo o en el tejido mucoso», agrega Kahl.
Las ampollas tienen el tamaño de lentejas, están rellenas de líquido y revientan después de algunos días. Al curarse, se forman costras, que finalmente caen.
En esta enfermedad viral altamente contagiosa pueden presentarse a la vez diversos sarpullidos: máculas, pápulas, vesículas, pústulas y costras, un patrón cutáneo que se conoce como «cielo estrellado». «Contra la comezón, que por momentos es muy fuerte, ayuda una loción, que se coloca sobre la piel», indica Maske.
Eritema infeccioso: como una mariposa en la cara
El eritema infeccioso se presenta siempre con una erupción en ambas mejillas. A veces también en la nariz. Por eso, las manchas rojas recuerdan en su forma a una mariposa. También en brazos y piernas se pueden expandir las manchas rojas. La erupción muchas veces está acompañada de comezón.
Más tarde, la erupción adquiere un aspecto rosado, reticulado y levemente en relieve, que con el tiempo desaparece. «Esta enfermedad viral muchas veces es acompañada de fiebre y resfrío», explica Kahl. En esos casos está indicado el reposo. Compresas frías en pantorrillas o supositorios ayudan a bajar la fiebre.
En general, la erupción del eritema infeccioso no requiere ningún tratamiento. «La terapia en este caso es simplemente esperar», dice Maske. Una vez curado el sarpullido, la piel necesita varias semanas de cuidado intensivo, dado que muchas veces queda áspera y escamosa. «En este caso ayudan baños de aceite y abundantes lociones», dice el pediatra.
Roséola (o fiebre de tres días): la erupción aparece después de la fiebre
En esta enfermedad, los niños tienen primero fiebre alta, que puede durar hasta cuatro días, y que más o menos abruptamente desaparece. Luego, se expande una erupción roja en pecho, vientre y espalda. Puede propagarse muy rápidamente en poco tiempo y también presentarse en brazos y piernas e incluso en la cara.
«Es poco habitual que la erupción genere comezón», dice Kahl. Tras aproximadamente dos a tres días, la erupción desaparece. No necesita un tratamiento especial.
También en este caso se puede recurrir a medicamentos antifebriles como supositorios, así como también a compresas tibias. Dado que sobre todo los niños pequeños pierden mucho líquido con la fiebre, es importante que beban mucho.
Sarampión: erupción en la segunda fase de la enfermedad
Esta enfermedad viral altamente contagiosa se desarrolla, por lo general, en dos fases: en la primera fase, los pacientes presentan síntomas similares a una gripe, como fiebre, resfrío, tos y dolor de garganta. «Más adelante, en la mucosa bucal aparecen capas blancas», detalla Maske. La fiebre sube, la mucosa bucal enrojece.
Tras algunos días, la fiebre baja y comienza la segunda fase con una erupción en la piel. La fiebre vuelve a subir y los síntomas similares a la gripe se vuelven más fuertes. En la piel se presentan pequeñas manchas rosadas. «La erupción comienza detrás de las orejas y luego se expande por la cara y a todo el cuerpo», describe Kahl.
Las manchas cambian luego de color y se vuelven amarronadas y hasta violetas y empalidecen a más tardar a los siete días. Posteriormente, la piel se escama.
La terapia contra el sarampión incluye reposo y cuidados. Contra la fiebre se pueden utilizar antifebriles de acuerdo con lo que diga el médico. Normalmente, la enfermedad se cura sin problemas. Pero como se pueden presentar complicaciones -en forma de convulsiones febriles, complicaciones respiratorios o perturbaciones del conocimiento-, los padres deberían acudir al médico si sospechan que su hijo tiene sarampión.
Hay una vacuna contra el sarampión, en algunos países es obligatoria y en otros no. Para una protección completa, los niños deberían recibir la primera dosis a los 11 meses. La segunda sigue como muy pronto cuatro semanas después.
Por Sabine Meuter (dpa)