(dpa) – Viruela del mono, peste, fiebre de Marburgo: numerosas enfermedades se transmiten de animales a seres humanos. La rabia es otro ejemplo bien conocido de las llamadas zoonosis. Una mordedura, por ejemplo de un perro callejero infectado, basta para que se produzca la transmisión.
«Casi todas las enfermedades que afectan a los seres humanos proceden de los animales. El sarampión, por ejemplo, pasó del ganado a los humanos hacia el año 300 a.C.», explica el médico veterinario Fabian Leendertz, del Centro Helmholtz de Investigación de Infecciones en el noreste de Alemania.
Según muchos investigadores, también es muy probable que el coronavirus Sars-CoV-2 haya pasado de animales a humanos. Sin embargo, aún no hay pruebas concluyentes de ello. Según el Instituto Robert Koch (RKI), entidad gubernamental alemana responsable del control y la prevención de enfermedades infecciosas, el virus del Ébola puede ser transmitido a los humanos a través del contacto con determinados animales o productos de origen animal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió el año pasado que África podría convertirse en un foco de zoonosis, e informó que, en los últimos diez años, el número de brotes de enfermedades zoonóticas en el continente ha aumentado un 63 por ciento en comparación con la década anterior (2001-2011).
«En África, hay muchos comportamientos humanos de riesgo que pueden fomentar las zoonosis: por ejemplo, las intervenciones masivas en los ecosistemas, incluida la tala de bosques primarios. La caza y el consumo de animales salvajes también suponen un alto riesgo», explica Sascha Knauf, del Instituto Friedrich Loeffler (FLI), entidad federal alemana responsable de sanidad animal.
Leendertz añade que otro factor que influye en la propagación de las zoonosis en los países africanos es la creciente movilidad de las personas. La consecuencia: «Esto también hace que las pandemias sean más probables. No se pueden prevenir por completo, pero se puede estar mejor preparado», enfatizó el experto en zoonosis.
Esto incluye, prosigue, una mejor infraestructura sanitaria, especialmente en los países más pobres, pero también el seguimiento de las causas de las muertes de animales. En África en particular, añadió, debería haber personal bien formado en los pueblos de las zonas rurales que pueda detener rápidamente las zoonosis antes de que se propaguen más.
«En el caso de epidemias, la vacunación tiene sentido para grupos de riesgo o alrededor de las zonas afectadas, como una especie de anillo», señala Leendertz. Una prevención global mejor y más completa es una de las lecciones aprendidas de la pandemia de coronavirus. Por ello, los 194 países miembros de la OMS han decidido elaborar un acuerdo marco al respecto.
Para contener las pandemias, la investigación persigue ahora un concepto holístico llamado «One Health» («Una Salud»), que considera a animales y humanos como seres que conviven juntos.
Incluso antes de que el enfoque «Una Salud» se popularizara en la investigación, ya se había demostrado hasta qué punto mantener sanos a los animales beneficia también a los humanos. Un ejemplo de éxito de cómo un enfoque holístico puede lograr buenos resultados para animales y humanos es la erradicación de facto de la rabia en Alemania, afirma Sascha Knauf, del Instituto Friedrich Loeffler. Según el Instituto Robert Koch, Alemania está prácticamente libre de rabia desde 2008, principalmente gracias a la inmunización sistemática de los zorros.
«La salud humana no puede considerarse de forma aislada. Convivimos con los animales, nos alimentamos de ellos. A su vez, el medio ambiente influye en el mundo animal, por ejemplo el cambio climático. Hay que pensar más allá de cada disciplina», destaca Leendertz, que trabaja en el Instituto One Health del Centro Helmholtz.
Sin embargo, el médico veterinario Knauf afirma que hay que cuestionar la previsión de la OMS de que África se podría convertir en un foco de zoonosis: «Es difícil decir si hay un aumento real de las zoonosis, o si simplemente se encuentran más porque se busca más intensamente», asevera.
Knauf señala que en cualquiera de los dos casos la consecuencia sigue siendo la misma: «Todos tenemos que cambiar nuestro comportamiento de riesgo. Porque somos las personas las que creamos el problema, no los animales. La próxima pandemia podría empezar en Europa o Asia».
El experto añade que el cambio climático provocado por el hombre también podría favorecer las zoonosis. «Cuando en Alemania suben las temperaturas, los patógenos de las zonas tropicales también pueden asentarse mejor aquí. Un ejemplo es el virus de la fiebre del Nilo Occidental», explica el especialista en zoonosis.
Según Knauf, que investiga en el Instituto de Sanidad Animal Internacional/One Health del FLI, hay algo que es cierto: Alemania aún puede aprender mucho de África. «Por ejemplo, nosotros no tenemos una estrategia nacional ‘One Health’, pero muchos países africanos sí», enfatiza.
Nigeria es un ejemplo. El país más poblado del continente, con más de 200 millones de habitantes, ha publicado en 2019 una estrategia nacional One Health que se extenderá durante varios años. Entre otras cosas, zoonosis como la gripe aviar y la fiebre de Lassa se vigilarán en este país de África Occidental con especial atención.
Según informó recientemente el FLI, solo unas pocas personas se infectaron con el virus en el transcurso de la mayor epidemia de gripe aviar documentada en el mundo, y no se conocen casos de transmisión entre humanos. Sin embargo, muchos investigadores están preocupados por una mutación del virus en el brote de gripe aviar en una granja de visones en España, que, según el FLI, podría representar una adaptación a los mamíferos.
Por Lucia Weiss (dpa)