(dpa) – ¿Verdadero o falso? Esa es una de las preguntas que Jonathan Heckeroth se hace a diario en su trabajo. Este alemán oriundo de la ciudad de Mannheim es grafólogo forense. En esta nota, cuenta en qué consiste su trabajo.
Mi camino hacia esta profesión:
Mi padre ya trabajaba como grafólogo forense, por lo que entré en contacto con esta profesión muy tempranamente. Me formé como perito grafólogo mientras hacía mi máster en Psicología.
Hoy en día, trabajo de forma autónoma en el Laboratorio de Escritura y Documentos de Mannheim (MSU) y cuento con el reconocimiento y la habilitación oficial de la Cámara de Industria y Comercio del Rin-Neckar (IHK) como perito jurado para exámenes caligráficos.
Mis tareas:
Examino documentos manuscritos de todo tipo para comprobar su autenticidad, identificar al autor o determinar las condiciones de su creación. Mis clientes son tribunales, fiscalías, abogados, empresas y particulares.
Por lo general, como se deduce de la palabra «forense», existe una relevancia jurídica. Recibo, por ejemplo, el encargo de investigar si una firma o un testamento son auténticos o falsos. Además, de vez en cuando me preguntan si el autor de una carta anónima es una persona determinada o si una suma de dinero que figura en un recibo ha sido alterada posteriormente.
Así es mi día de trabajo:
Realizo la mayor parte de mi trabajo en la oficina. Me gustaría explicar el procedimiento con un encargo judicial ficticio: generalmente recibo el expediente procesal para llevar a cabo las investigaciones. Allí surge una pregunta que debe responderse en un peritaje escrito, como por ejemplo: ¿la firma del recibo fechado el 31/12/2021 es la del Sr. Max Mustermann?
Tras leer el documento, trato de establecer las alternativas en las que se puede haber originado la firma. En este ejemplo, existe la posibilidad de que se trate de una firma real o de una firma falsificada.
Si es necesario, solicito más documentos a través del juzgado. Para llegar a un dictamen necesito contar con un original de la firma que voy a analizar y muestras de la caligrafía de esa persona que deben cumplir con determinados criterios.
Empleo diversos métodos. En los exámenes físico-técnicos de documentos, examino los soportes de escritura (materiales utilizados) y la escritura misma mediante dispositivos especiales y softwares que procesan imágenes. Este procedimiento puede proporcionar información acerca de circunstancias especiales durante la creación de la firma e indicios de manipulaciones que no son visibles a simple vista.
En el curso de la comparación entre las firmas, analizo sistemáticamente las características gráficas de la firma en litigio y las comparo con las muestras de escritura del portador del nombre.
Además de la forma, a la hora de escribir son especialmente relevantes las características relacionadas con el movimiento. Pueden ser pequeñas interrupciones al principio o al final de los trazos, la distribución de la presión o la dirección de los elementos de escritura. Formulo la conclusión en grados de probabilidad.
Los límites de mi profesión:
Puedo examinar si la escritura es auténtica o fue falsificada, quién es el autor de algo y si hay indicios de condiciones especiales en su origen. Sin embargo, por regla general, los análisis no permiten llegar a conclusiones firmes. Los resultados se formulan como probabilidades.
A veces se me pide que interprete el carácter de una persona a partir de su escritura. Este tipo de exámenes grafológicos no son realizados por peritos grafólogos forenses. Los estudios científicos demuestran que los rasgos gráficos no permiten extraer conclusiones acerca de la personalidad.
Qué preocupa al sector:
Es cierto que la escritura está perdiendo importancia con la digitalización. La banca online, por ejemplo, sustituyó en gran medida los formularios de transferencias bancarias que se rellenaban y firmaban a mano. No obstante, la firma manuscrita sigue siendo necesaria para algunos documentos, como los testamentos.
Por otro lado, las firmas se capturan cada vez más electrónicamente, por ejemplo mediante un teléfono inteligente o una tableta, y en principio pueden ser objeto de una inspección pericial. Es por eso que el trabajo de los peritos calígrafos seguirá siendo necesario mientras la escritura manuscrita siga teniendo importancia jurídica como característica biométrica.
Posibilidades de empleo:
Los grafólogos forenses pueden trabajar en relación de dependencia en la Policía, sobre todo en las divisiones de criminalística. También es posible trabajar de forma autónoma para tribunales y fiscalías, o para empresas y particulares.
Por Sabine Meuter (dpa)