(dpa) – ¿Poner los alimentos en el congelador (freezer) y sacarlos recién cuando se necesitan? Eso es práctico para su almacenamiento y muchas veces evita que tiremos comida ya hecha a la basura. Pero no todo se puede guardar la misma cantidad de tiempo en el congelador.
Mientras que los panes frescos que sobraron del desayuno se pueden mantener congelados entre uno y tres meses, la mantequilla se puede conservar hasta ocho meses en ese estado, señalan los expertos. Y añaden que, dado que esta última absorbe otros olores, hay que envolverla bien antes de congelarla.
También otros productos animales se pueden congelar. El queso dura aproximadamente entre dos a seis meses. La desventaja: cuanto más tiempo esté congelado el queso, más pierde su aroma. Además algunos tipos de queso se desmigajan después de haber estado congelados. Pueden servir entonces para gratinar.
Los huevos abiertos pueden estar entre seis y ocho meses en el congelador. En cuanto a la carne, depende del tipo cuánto es el tiempo máximo que puede permanecer congelada. Una regla básica es que cuanto más grasa contenga más breve será el tiempo que pueda estar en el congelador. Pero tampoco los cortes con poca grasa deberían estar más de un año en el freezer.
Cabe destacar que la carne mantiene mejor su sabor si es envasada al vacío antes de ser congelada. Lo mismo vale para el pescado congelado. Este, por cierto, no debería permanecer congelado más de cuatro a cinco meses.
La fruta y verdura lavada y cortada puede conservarse congelada en general bien envasada entre seis y doce meses. Pero los expertos advierten que las bayas congeladas pueden tener gérmenes, por lo que no deberían ir directamente del congelador al yogur, los batidos y demás, sino ser calentadas a 90 grados antes de ser utilizadas.
Por lo demás, es mejor no congelar las hojas verdes, como las lechugas, ni los pepinos porque quedan pastosos al descongelarlos.
Los restos de pastas, fideos, pasteles o tortas y salsas se prestan bien para ser congelados y duran hasta cinco meses en ese estado. Menos adecuadas para esto son las patatas cocidas, que tras descongelarse saben harinosas. Por eso es mejor siempre cortar las patatas, congelarlas crudas y cocinarlas después.
No olvidar nunca rotular todos los alimentos antes de congelarlos y apuntar la fecha respectiva de congelación.