(dpa) – Un testículo evidentemente demasiado pequeño y que se siente duro al tacto es, en los adolescentes, la característica más llamativa del síndrome de Klinefelter. La causa de esta enfermedad es un trastorno genético en el que un varón nace con una copia adicional del cromosoma X. Se ve afectado uno de cada 500 niños recién nacidos.
Suele ocurrir que el síndrome de Klinefelter se diagnostique tarde o no se diagnostique en absoluto. Un primer indicio pueden ser testículos que no han descendido al escroto. Es decir, los testículos permanecen en el vientre después del nacimiento y no bajan o bajan tarde. En la pubertad, pueden ser testículos pequeños y duros los que llamen la atención.
Un diagnóstico temprano es importante, porque el síndrome de Klinefelter suele provocar infertilidad. Reconocido a tiempo, puede recogerse y congelarse esperma, a fin de posibilitar una paternidad posterior. De adultos, los afectados son tratados con medicamentos para evitar posibles secuelas.