(dpa) – «Carrera» es una marca conocida, pero en Alemania se utiliza prácticamente como sinónimo de cualquier pista de carreras eléctrica. El nombre figura incluso en el diccionario germano.
Pero, ¿quién inventó este circuito de salón? «Ya a finales de la década de 1920 hubo intentos de construir un circuito de carreras de coches, entre otros por parte de Märklin», afirma Andreas A. Berse, redactor jefe de la revista especializada alemana «Modell Fahrzeug».
La compañía alemana de juguetes, conocida por diseñar modelos de ferrocarriles a escala, había intentado trasladar la técnica de las maquetas de trenes a las cuatro ruedas. Lamentablemente, la fórmula no tuvo éxito. «Tampoco funcionaban siempre bien», recuerda Berse.
El tema de las pistas eléctricas de coches despegó realmente en los años 60, y lo hizo en Inglaterra, con Scalextric y la empresa Neuhierl. A partir de 1963, el fabricante de juguetes Carrera, con sede en la ciudad bávara de Fürth, lanzó al mercado una versión propia de las pistas eléctricas bajo la marca «Carrera». Muy rápidamente, el intento fue coronado con el éxito.
«Incluso se organizaban campeonatos», señala Berse. El apogeo duró hasta los años setenta. Luego, los juguetes electrónicos, como los coches teledirigidos y los primeros juegos de ordenador, superaron a estas pequeñas pistas de carreras para jugar sobre el suelo.
Sin embargo, a principios de la década de 1990 fueron redescubiertas. Además de Carrera y Scalextric, entre las marcas más conocidas hoy en día se encuentran Ninco, Fly o Policar para pistas enteras y coches individuales.
El término inglés «slot racing» procede de la técnica de las pistas de carreras, que consiste en hacer correr los coches por pistas equipadas con ranuras («slots», en inglés) por las que discurre la guía o quilla del coche.
La electricidad llega al coche mediante dos colectores de corriente que se deslizan sobre los dos carriles guía situados a la izquierda y derecha de la ranura. Normalmente, los coches compiten de a dos en dos pistas contiguas. El acelerador se acciona pulsando el mando manual con el pulgar.
«Lo mejor es que se compite en un circuito y se miden las propias habilidades con las de los demás: la competición es el tema», afirma Berse.
Para hacer lo mismo con coches teledirigidos se necesita mucho más espacio o incluso hay que ir a pistas de carreras especiales. «La pista de carreras eléctrica se puede montar fácilmente en el salón», señala Berse.
Para regalar una pista eléctrica de coches no es necesario invertir mucho dinero. Muchos fabricantes ofrecen paquetes iniciales económicos para niños a partir de tres años. Los coches funcionan con pilas y se centran en colores vivos, mandos ergonómicos y personajes conocidos de películas, televisión y videojuegos.
«Las pistas para niños más pequeños suelen tener coches de menor tamaño e imanes fijos para que sean más fáciles de controlar en las curvas», explica Berse. Para los niños de más edad, también hay pistas básicas a escala 1:43 a precios accesibles.
Los fabricantes suelen dar una recomendación de edad, explica el alemán Kurt Petri, experto en «slot» que lleva más de 40 años vendiendo maquetas de circuitos de carreras como distribuidor especializado. Su consejo: si a la hora de comprar una pista para un niño, este se encuentra entre dos grupos de edad, lo mejor es decantarse por el modelo más alto.
«Así siempre se puede ampliar el sistema sin tener que volver a cambiarlo», afirma Petri, y añade que, en ese caso, hay que asegurarse de que el niño solo juegue con adultos o bajo supervisión.
Si se observa mayor interés por parte del menor, es mejor cambiar rápidamente a una vía de escala 1:32. Esta es también la escala que Berse recomienda a los compradores adultos desde el principio, ya que los coches son más potentes y rápidos.
Se trata también de una escala muy extendida para la que muchos fabricantes construyen coches, pistas y accesorios. Hay pistas con ranuras analógicas por precios muy razonables, así como digitales bastante más caras. En los sistemas analógicos, todos los coches funcionan también en cualquier pista.
Para los principiantes se ofrece normalmente un paquete básico con dos coches y pistas que forman un óvalo o un ocho, lo que no significa que hay que conformarse con eso. «Eso es lo bueno: como con un ferrocarril, se puede seguir ampliando poco a poco», explica Berse.
Las pistas digitales permiten cambios de carril y varios coches en una misma guía, lo que hace que las carreras sean más emocionantes. También se pueden simular procesos como el repostaje o el desgaste de los neumáticos y los frenos, que se pueden remediar con paradas en boxes.
«Es como un término medio entre los juegos en línea y las carreras», señala Petri. «Sin embargo, estas características adicionales solo tienen sentido si la pista es lo suficientemente larga». Cuanto más larga sea la pista, es decir, cuanto mayor sea la distancia posible entre los coches, más tranquilo se podrá conducir libremente.
«Intentar jugar con cuatro o seis personas en una pista digital con una longitud de vuelta de ocho metros no es nada divertido», afirma el experto. «En este caso, los atascos harán que las carreras pierdan toda su emoción», puntualiza Petri.
Por Peter Löschinger (dpa)