¿Son beneficiosos los deberes escolares? ¿Ayudan a mejorar el rendimiento de los alumnos? ¿Cuánto tiempo deben ocupar? ¿Tienen que colaborar los padres en su realización? Estas son algunas de las preguntas a las que da respuesta una investigación realizada por el departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo. El estudio arroja una primera conclusión: la falta de conocimiento de los padres sobre el mejor modo de implicarse en las tareas de sus hijos exige la puesta en funcionamiento de programas de ayuda específicos.
El equipo de investigación, integrado por la profesora Natalia Suárez Fernández y los catedráticos José Carlos Núñez y Guillermo Vallejo, ha obtenido además otros resultados que pueden resumirse en los siguientes puntos:
Más tiempo no siempre es mejor. El trabajo parece indicar que la edad de los niños es una variable que hay que tener muy en cuenta a la hora de prescribir deberes. Existe una regla de oro según la cual el tiempo justo de los deberes tiene que ser el resultado de multiplicar el curso en el que está el niño por diez minutos. Los datos empíricos revelan, sin embargo, que la cantidad de tareas tiene que ser mínima cuando los niños son pequeños y que los deberes solo tienen un efecto positivo sobre el aprendizaje y el rendimiento cuando los escolares ya son hasta cierto punto autónomos. La investigación apunta que la prescripción de deberes a niños pequeños tiene que contar con el apoyo de padres y profesores y ser solo la necesaria.
Hacer deberes es mejor que no hacerlos. Los resultados indican que los niños que hacen los deberes diariamente rinden más y mejor que los que no los realizan o los llevan a clase sin terminar o mal resueltos.
Una de las claves está en el aprovechamiento del tiempo de realización de los deberes. La investigación subraya que urge el diseño de intervenciones para promover en el estudiante habilidades de trabajo y estrategias de gestión del tiempo de estudio y no solo para los alumnos más jóvenes sino también para los mayores. De hecho, los escolares de más edad, en teoría dotados de más habilidades, desaprovechan más el tiempo que los más pequeños.
La labor de los padres es fundamental, aunque depende de la edad de los niños y del tipo de implicación. Los datos demuestran que la implicación de los padres de niños de Primaria no conlleva todos los efectos positivos esperados mientras que sí registran cuando los niños estudian Secundaria. Estos buenos resultados aparecen además cuando la implicación de los progenitores es más de soporte motivacional y emocional que de control.
Todas estas conclusiones están recogidas en una tesis realizada por la profesora asociada del departamento de Psicología Natalia Suárez Fernández. El estudio tomó como base un compendio de cinco publicaciones científicas incluidas en el Journal Citation Index. Natalia Suárez Fernández realizó además dos estancias de tres meses en el Center on School, Family and Community Partnership and the National Network of Partnership Shools (NNPS) de la Johns Hopkins University de Baltimore (EEUU), considerado el más prestigioso del mundo en esta materia. De hecho, una de las recomendaciones de su trabajo es tomar como ejemplo este centro a la hora de poner en marcha medidas en el campo de los deberes escolares.
La Universidad de Oviedo continúa en esta línea de investigación con dos grupos de las universidades de A Coruña y de Minho, en Portugal, dirigidos por los profesores Antonio Valle Arias y Pedro Rosário, respectivamente. Un nuevo estudio que este equipo acaba de publicar en Contemporary Educational Psychology, una de las revistas americanas más prestigiosas, indica que los deberes que más contribuyen a un buen rendimiento matemático son aquellos que requieren del alumno «aplicación» a contextos y situaciones distintas a las que aparecen en los libros.
Es decir, tareas no repetitivas y con la intención de probar si el estudiante ha comprendido y es capaz de usar el conocimiento que se está trabajando en clase. En resumen, vale más poco y bueno que mucho y superfluo.