(dpa) – ¿Tiene su café esta mañana un sabor rancio? ¿Se presenta enmohecido? Esto no necesariamente tiene que ver con los granos de café. La causa puede ser la cal o también los residuos de café viejo en la cafetera. Existen otras dos buenas razones para limpiar la cafetera más seguido: la formación de moho y los gastos de electricidad.
Usted debería hacer lo siguiente a diario:
«Muchas máquinas con cal adherida producen agua demasiado caliente», afirma Holger Preibisch, director ejecutivo de la asociación alemana del sector del café. «Debido a las sedimentaciones, ya no pueden mantener la temperatura del agua». La cal se deposita en todas partes donde se procesa agua.
Por eso, tanto los expertos como los fabricantes de máquinas de café recomiendan vaciar y secar el depósito de agua al finalizar cada jornada. El cambio de agua, además, presenta una ventaja: el agua fresca no posee un impacto negativo sobre el sabor del café.
E incluso cuando el sabor del café subjetivamente parezca lo más relevante, existe un motivo aún mucho más trascendente para meter mano a diario a la cafetera: que, de no hacerlo, se puede formar moho allí adentro y pueden multiplicarse los gérmenes.
Los residuos de café húmedos se enmohecen, por ejemplo, en el contenedor de posos de café y en la bandeja de goteo. Además, allí se depositan aceites y grasas del café.
En el caso de máquinas de cápsulas o pads, hay que vaciar el recipiente contenedor después de cada uso, recomienda Theresa Seitz, asesora de pequeños electrodomésticos de la federación germana del sector ZVEI.
Según explica Holger Preibisch, esto también se aplica a los filtros, que no deben dejarse en el soporte después del proceso de elaboración del café.
Incluso las jarras de las máquinas de filtro idealmente deben ser vaciadas a diario, cuando ya no se toma más café. Porque, de lo contrario, la infusión se seca allí adentro y se dificulta la limpieza de la jarra.
La boquilla de leche, el tanque de leche y sus tubos son especialmente delicados. «Los gérmenes se desarrollan en lugares donde se utiliza leche y no se la retira», alerta Preibisch.
La boquilla de leche lateral de las máquinas de espresso y de las máquinas de café automáticas, por ejemplo, puede desenroscarse, empaparse con un producto de limpieza y enjuagarse después con agua limpia. Muchas de las máquinas recuerdan muy regularmente que debe realizarse esta limpieza.
Pero el tanque de leche de la máquina debe ser lavado a diario, recomiendan los expertos. Lo mismo sucede con los tubos, que con ayuda de la máquina deben ser lavados con agua caliente.
Además, aproximadamente una vez al mes debe eliminarse la cal de la cafetera, algo que es bastante sencillo. Por lo general, se añade un producto de limpieza para la cal al depósito de agua lleno y se inicia un programa de limpieza o el programa de preparación habitual.
Theresa Seitz desaconseja el vinagre y el ácido cítrico, métodos hogareños que suelen utilizarse para quitar la cal. «El ácido cítrico reduce el tiempo de vida útil de las máquinas. El fuerte ácido puede dañar las juntas y los tubos», advierte.
Pero tampoco el vinagre debería usarse en la cafetera. «Es demasiado corrosivo y puede dañar los plásticos dentro del aparato», explica.
Las máquinas totalmente automáticas y muchas otras cafeteras recuerdan a intervalos regulares que debe iniciarse una autolimpieza. «Proporcionan suficiente presión y temperatura para limpiar las máquinas desde el interior», dice Seitz.
Sin embargo, también se necesitan productos de limpieza para disolver las grasas y los aceites. «Según el fabricante, se trata de pastillas o de polvo que se disuelve previamente en agua», explica Ansgar Pleye, de la Specialty Coffee Association Germany, una red de especialistas en café. Las máquinas de café totalmente automáticas disponen de una abertura para la pastilla. En una máquina espresso, el polvo o la pastilla se coloca en el portafiltro.
Sin embargo, hay que poner especial atención, incluso cuando la máquina asuma varios pasos de limpieza. Porque varios componentes requieren de una limpieza a mano.
Por ejemplo, el grupo de cocción, el corazón del aparato. En muchas máquinas puede retirarse y, según señala Pleye, sencillamente se lo puede enjuagar debajo de agua limpia. «Quien haga esto de manera periódica, impide que permanezcan residuos», precisa.
En las máquinas de espresso, el grupo de cocción puede limpiarse con un tamiz ciego. «Este tipo de tamiz no tiene agujeros, por lo que el agua caliente que fluye a través de él se devuelve con presión», explica el experto en café.
Una recomendación para las máquinas de espresso y las cafeteras de filtro: «Si la grasa del tamiz y del portafiltro está muy pegada, pueden sumergirse ambos brevemente en un baño de agua caliente con limpiador de café», indica Angsar Pleye.
Preibisch añade que los depósitos en el tamiz pueden evitarse lavándolo regularmente con agua, preferiblemente incluso después de cada uso.
La grasa asimismo se deposita en los contenedores para granos o café molido. «Puede retirar el recipiente de granos vacío de la máquina y lavarlo por dentro con un paño ligeramente húmedo», sugiere Ansgar Pleye.
La mayoría de los recipientes no son aptos para su lavado en el lavavajillas, por el plástico. También es importante, después de su limpieza, permitir que el recipiente se seque por completo antes de volver a llenarlo.
Por Evelyn Steinbach (dpa)