(dpa) – Quienes aún no hayan reaccionado a los llamamientos a la protección del clima pueden ahora, al menos, verse motivados a ahorrar electricidad por miedo al encarecimiento del costo de vida.
Para poder evaluar dónde y cómo se puede ahorrar energía, es útil tener una visión general de la cantidad de electricidad que se consume de media.
Un hogar medio de dos personas consume unos 3.050 kilovatios hora al año, explica el servicio de asesoramiento energético de los centros del consumidor alemanes.
Según una encuesta realizada por la Asociación Federal de Industrias de la Energía y el Agua (BDEW) para el año 2021, los aparatos electrónicos de consumo, como los televisores y las consolas de juegos, representan el 28 por ciento, es decir, algo más de la cuarta parte del consumo total de electricidad.
A modo de comparación: según este estudio, el lavado y el secado de ropa consumen un 14 por ciento de la electricidad, la iluminación el 13 por ciento y los frigoríficos y congeladores el 11 por ciento. Le siguen la cocina y el lavavajillas, con un 9 y un 8 por ciento respectivamente. Estos valores suman un total del 55 por ciento.
Por supuesto que estos son solo valores medios que no reflejan con exactitud todos los hogares. Al fin y al cabo, no todo el mundo tiene los mismos aparatos ni los utiliza en la misma medida.
Sin embargo, en la categoría de electrónica de consumo también hay diferencias significativas, señala Joshua Jahn, de un centro de asesoramiento alemán: «Los mayores devoradores de energía son los televisores y las videoconsolas».
La cantidad de electricidad que consume un aparato no solo depende de su clase de eficiencia energética, sino simplemente de su tamaño, explica Jahn: «Un televisor muy grande con la mejor clase de eficiencia energética sigue consumiendo mucha más electricidad que un televisor más pequeño de una clase peor».
De hecho, los televisores más antiguos y los que tienen una diagonal de pantalla de más de un metro pueden consumir una media de 200 kilovatios hora al año. Según la Agencia Alemana de Medio Ambiente, esta cantidad podría servir para hacer funcionar, por ejemplo, dos frigoríficos eficientes.
El hecho de que el tamaño sea relevante en términos de consumo de energía también es evidente en los ordenadores. Jahn explica que un ordenador de mesa consume mucha más electricidad que un portátil.
Sebastian Klöss, de la asociación alemana de la industria informática Bitkom, añade que el consumo de un ordenador depende de su equipamiento: «Un PC de juegos muy sofisticado, con un procesador de alto rendimiento y una enorme tarjeta gráfica, necesitará más electricidad a pleno rendimiento que un PC estándar o un portátil diseñado para ahorrar electricidad».
El uso que se hace del ordenador también desempeña un papel importante. Según Klöss, los complejos juegos de ordenador y los elaborados programas de edición de vídeo son tan intensivos desde el punto de vista computacional que esto también se refleja en el consumo.
El dispositivo que apenas tiene impacto en la factura de la luz es, de hecho, el móvil. Klöss explica que quienes cargan su teléfono a diario consumen unos 7,5 kilovatios hora al año. Los altavoces inteligentes, prosigue, tienen un impacto igualmente pequeño en la factura eléctrica, lo que demuestra que cuanto más pequeño es el dispositivo, menor será el potencial de ahorro.
En otros ámbitos, sin embargo, no cabe duda de que existe un claro potencial de ahorro. Joshua Jahn explica que apagar completamente los aparatos en lugar de dejarlos en modo de espera cuando no se utilizan ahorra mucho dinero, y recomienda el uso de regletas con interruptor.
Además, prosigue, vale la pena apagar el router por la noche cuando no se necesita, o al menos la WLAN. En muchos dispositivos, los tiempos de desconexión pueden automatizarse en la configuración.
Sebastian Klöss indica que aquellos que quieran ahorrar electricidad cuando ven vídeos por streaming en casa pueden hacerlo reduciendo el brillo y utilizando dispositivos más pequeños, por ejemplo el ordenador portátil o el móvil. En los televisores más nuevos, añade, se puede prescindir también de la función de alto contraste (HDR) para reducir el consumo.
Sin embargo, acota Klöss, el hecho de que se transmita en resolución SD, HD o 4K solo tiene efecto en el consumo de los centros de datos, pero no en la propia factura de la luz. Los que reducen su consumo en este aspecto hacen algo bueno por el medio ambiente y reducen su huella de CO2.
A la hora de comprar un nuevo electrodoméstico, Klöss aconseja: «Cuando se compra un nuevo electrodoméstico, merece la pena fijarse en la clase de eficiencia energética, simplemente para saber lo que se va a pagar en el funcionamiento normal del aparato». La etiqueta de eficiencia energética indica el consumo anual aproximado de un aparato.
En Europa se han reformado recientemente las diferentes clases. «El sistema A+ no existe más y, en su lugar, la mayoría de los aparatos se reclasificaron, a F o G, para liberar los puestos delanteros a favor de nuevos modelos», explica Klöss.
Según el experto, sustituir un televisor por uno de mayor eficiencia energética debido a los elevados costes de la electricidad solo merece la pena si se tiene un antiguo televisor de plasma.
Por Elisabeth Winkler (dpa)