(dpa) – Ya entrar en el restaurante «Karen’s Diner» de Sídney supone una experiencia gastronómica diferente. Tras ignorar ostensiblemente durante varios minutos a los comensales, la camarera finalmente se acerca con expresión de fastidio y los increpa.
«¿Tienen una reserva?» Los invitados asienten. «Bueno, entonces pueden esperar un rato más», dice la joven con dureza y se va.
Al rato vuelve, hace un gesto con la cabeza para que la sigan y luego, con el mismo desgano y a una distancia de dos metros, lanza los menús en dirección de la mesa. Estos terminan en el suelo.
Sin chistar, los huéspedes levantan los menús y se acomodan en las sillas de color caramelo. Bienvenido a «Karen’s Diner».
El restaurante está situado en el centro comercial World Square, en pleno Distrito Central (CBD) de la capital australiana.
En la fachada de color rosado y verde menta hay una inscripción: «Gran comida, pésimo servicio». También las normas de conducta están escritas en un cartel: «Siéntate y cállate».
La cena, sin embargo, no se desarrolla para nada en silencio. Camareros y camareras malhumorados se encargan del ruido ambiental, y al mismo tiempo se dedican a avergonzar a los comensales con diversos juegos de trivia. No hay escapatoria para nadie.
¿Pero quién es en realidad «Karen»? Desde hace algunos años este nombre es sinónimo de un estereotipo de mujer, especialmente en Estados Unidos, y se ha convertido en un meme popular en muchos países.
El nombre burlón se utiliza para describir a las mujeres blancas, generalmente de mediana edad, que se comportan de forma escandalosa, reclaman constantemente por sus derechos y exigen que se llame a un superior para aclarar situaciones a menudo absurdas.
El eslogan del meme «Karen» es: «¿Puedo hablar con el gerente?». Su peinado es un bob corto y rubio.
Las personas que siempre quisieron comportarse como una auténtica «Karen» pueden ahora vivir esta fantasía sin complejos.
«En ‘Karen’s’ te reciben y te sirven camareros groseros que, a cambio, esperan que des tu mejor ‘Karen’. Un lugar donde puedes quejarte hasta que venga el médico, porque literalmente no nos importa», explican los dueños.
En las mesas hay diademas de cartón para el pelo que imitan el corte bob, que los huéspedes pueden utilizar también para transformarse visualmente en una «Karen».
El primer «Karen’s Diner» se abrió en Sídney el año pasado, pero el concepto gastronómico fue tan bien recibido que la cadena ahora quiere abrir locales en todo Australia y extenderse a otros países.
Ya hay sucursales en Melbourne, Brisbane y Gold Coast, y recientemente se abrió un segundo restaurante en Sídney. En tanto, en Reino Unido se abrieron sucursales en Sheffield y Manchester, y según el sitio web se prevé la apertura de nuevos locales en Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda.
Ya sea la edad, los hábitos alimenticios, el corte de pelo o la ropa, todo lo que se sale un poco de la norma se aprovecha para exponer públicamente a los comensales. El personal con delantal rojo y blanco tiene que ser extremadamente perspicaz y mostrar buenas habilidades actorales.
Cuando una mujer pide una hamburguesa vegana en lugar de una de carne o pollo, un camarero toma el micrófono, la señala con el dedo y grita a viva voz: «¡Tenemos una vegana en la sala! ¡Buuuhhhh!» De inmediato un coro de abucheos resuena en el restaurante, seguido de muchas risas.
La hamburguesería interactiva al estilo de los años 50 pretende ser ante todo divertida. La propia cadena lo califica de «experiencia absurdamente divertida». El lugar es popular para fiestas de cumpleaños y despedidas de soltero.
Como hay muchos gritos, calumnias, difamaciones, referencias groseras a la edad (avanzada) de algunos de los presentes y más de una vez se usan palabras ordinarias, los menores de 16 años solo son admitidos en compañía de adultos.
Y aquellas personas que se ofenden fácilmente o se toman las cosas como algo personal tampoco deberían comer en «Karen’s Diner».
Por ejemplo, cuando se pide otro plato o un poco más de ketchup o sal, la camarera frunce el seño y responde: «¿Ahora vienes con esto? ¿No podías haberlo pensado antes?».
Por otro lado, las mujeres cuyo nombre verdadero es Karen reciben una bebida gratis.
«Fue una noche interesante», resume un comensal al salir del restaurante. «El local cumple con todo lo que promete: un servicio descarado, un espectáculo divertido y unas hamburguesas deliciosas», destaca.
Pero no todos los comentarios en las redes sociales fueron favorables tras la inauguración de «Karen’s Diner».
«¿Por qué querría alguien comer en un restaurante con un ambiente tan negativo. No me gusta para nada», escribió un australiano. «¡Qué desperdicio de dinero! La gente no debe estar bien si paga tanto dinero para que la insulten deliberadamente», señaló otro usuario.
La noche termina tan bruscamente como empezó. A última hora, uno de los camareros toma el micrófono y grita: «¡Paga tu cuenta y véte de aquí!»