(dpa) – A primera vista, el subcampeón inglés de fútbol Liverpool y la Organización Europea para la Investigación Nuclear (Cern) de Ginebra no tienen mucho en común. Mientras esta última acelera partículas físicas, el otro disputa partidos con un estilo de fútbol veloz y ofensivo. Así y todo, hay algo que los une: el traslado de un empleado entre las instituciones.
William Spearman ya no trabaja con pequeños fragmentos de materia, sino que ayuda a optimizar el juego del equipo del entrenador alemán Jürgen Klopp. El científico analiza los espacios del campo de juego dominados por los jugadores del Liverpool para así obtener resultados que puedan ayudar en la práctica.
Tras completar su doctorado en física de partículas en Harvard, Spearman acabó en Ginebra, donde trabajó para el Cern en el descubrimiento de la partícula de Higgs. «Lo que realmente me gustaba de la física era trabajar en un problema para el que no había una solución establecida», declara Spearman en un retrato que publica el club en su página web.
La resolución de problemas también forma parte del fútbol: los errores llevan a cometer goles en contra y dificultan el éxito. Poco después de su inicio como entrenador del Liverpool, se dice que Jürgen Klopp afirmó lo siguiente refiriéndose al director de investigación Ian Graham y a la división de análisis de datos: «El departamento en la parte de atrás del club es la razón por la que estoy aquí».
La declaración muestra la importancia que ha adquirido el tema. Según los expertos, este es tan crucial que influye significativamente en el éxito de un club. Especialmente cuando se compran jugadores, los datos son indispensables para evitar pérdidas financieras y garantizar reventas de alto precio. «Los datos pueden ser muy útiles para determinar el valor de un jugador con mayor precisión», afirma Pascal Bauer, matemático y analista de datos futbolísticos de la selección alemana.
Manuel Baum, ex entrenador de clubes de la primera división alemana, ve en ellos un potencial similar. «Utilizar esta herramienta de forma específica aumenta las probabilidades de entrenar con más eficacia, ganar partidos, así como de observar y desarrollar potenciales fichajes», afirma quien dirigiera el Augsburgo.
En general, el tema está muy presente en los clubes de la Bundesliga alemana. El Wolfsburgo, por ejemplo, trabaja con dos analistas en el área de la caza de talentos. «Pero, en este sentido, queremos seguir mejorando. Desde mi punto de vista, el trabajo con datos ofrecerá muchas posibilidades en el futuro», afirma Marcel Schäfer, director deportivo del club.
Sin embargo, el exfutbolista opina que la tecnología aún no está totalmente desarrollada, y acota que el «scouting» implica criterios de búsqueda que actualmente son difíciles de representar. «Por ejemplo, los datos no reflejan la personalidad de un jugador. A veces se quiere fichar a un jugador destacado, pero es difícil hacerlo solo con datos», explica Schäfer. «No creo que el fútbol llegue a ser como las Grandes Ligas de Béisbol de Estados Unidos, donde muchos clubes solo fichan a los jugadores en función de los datos”, asevera el deportista.
Schäfer alude a los orígenes del trabajo con datos, que justamente se sitúan en el béisbol estadounidense. «En principio, se puede pensar en el béisbol como una jugada a balón parado continua», explica Bauer, experto de la Federación Alemana de Fútbol (DFB).
En este deporte estadounidense, alguien lanza la pelota siempre en el mismo lugar y otro la golpea. No en vano existe la película «Moneyball» (2011), basada en hechos reales, en la que un entrenador de béisbol, protagonizado por el actor estadounidense Brad Pitt, cambia la política de fichajes por falta de presupuesto y solo contrata a jugadores desconocidos o descartados en base a análisis generados por ordenador.
El fútbol, a diferencia del béisbol, a menudo carece de esas situaciones idénticas, ya que se trata de un deporte muy impredecible. «En general, el fútbol es muy complejo. Se necesitará más tiempo para modelar completamente el juego», afirma Bauer.
Spearman, del Liverpool, que siempre se ha apasionado por los datos deportivos, coincide con Bauer: «En el fútbol hay una elegancia que es mucho más difícil de cuantificar».
Daniel Memmert dirige el Instituto de Ciencias del Entrenamiento e Informática Deportiva de la Escuela Superior de Deportes de Alemania de Colonia. La falta de legibilidad en el deporte a veces también lo lleva a sus límites: «Todavía no sabemos qué contribuye exactamente al éxito. Pero sabemos que si se tienen buenos valores en la recuperación de la pelota y en el control del campo, la probabilidad de ganar los partidos es más alta», explica el académico.
Los analistas ven el gran valor añadido del enfoque científico en su objetividad. «Lo bueno de los datos es que durante un periodo de tiempo más prolongado se obtienen datos objetivos que, al contrario de la percepción influenciada por las emociones, pueden ser comparados», señala Bauer.
Los datos proporcionan información sobre el rendimiento y las carreras en profundidad. Los clubes quieren saber qué espacio del campo controla un jugador en un momento dado. «En los estudios de big data se ha demostrado que el espacio en la zona de treinta metros delante del arco y en el área de penalti es especialmente importante. Si se controla bien el espacio allí, hay más probabilidades de ganar partidos», explica Memmert.
En última instancia, según Bauer, los datos serán una pequeña parte del éxito. «Si conseguimos transmitir algunas de estas ideas al equipo y contribuir así a mejorar en algunos puntos porcentuales su rendimiento en los torneos, entonces estamos satisfechos», afirma el analista de la DFB esperanzado.
Memmert, por su parte, espera que este desarrollo no lleve a que se sepa quién va a ganar un partido con solo pulsar un botón: «Como científico, respondería negativamente a la pregunta de si alguna vez podremos medir el fútbol con tanta precisión y predecir el resultado».
Además, prosigue, el azar juega un papel importante, y alude a un estudio según el cual el 42 por ciento de los goles se marcan por casualidad. «Por lo tanto, puedo decir que en el futuro seguiremos teniendo mucho suspenso, lo que además está muy bien», puntualiza el científico deportivo.
Por Felix Schröder (dpa)