(dpa) – Hasta las plumas más vistosas necesitan un recambio para que las aves acuáticas vuelvan a lucir en todo su esplendor. Ese proceso de recambio se da en verano y hace que las aves, en esa época de muda, estén particularmente en peligro y expuestas al estrés. ¿Cómo se las puede ayudar?
Cuando las aves como los patos, los gansos y los cisnes recambian las plumas no pueden volar, por eso es tan importante que quienes practican deportes en lagos, ríos y lagunas presten atención al hacer Stand-up-Paddel, salir en canoa o en bote.
También es fundamental que quienes salgan a pasear con sus perros presten atención y los lleven con la correa para evitar que se acerquen demasiado a las orillas o rebusquen entre los troncos, ya que las aves buscan refugio precisamente en ese tipo de sitios. «Para ellas es un gran estrés», dice Lea-Carina Mendel, especialista en la protección de animales en Alemania.
Cuando a las aves se les dispara el reflejo para huir pierden energía, y esa energía la precisarían para defenderse de depredadores como zorros y perros callejeros.
La naturaleza tiene sus razones para haber elegido el verano como estación de recambio de las plumas. «Es la época en que el tiempo es cálido, hay comida y las aves pueden llegar a las plantas acuáticas, los caracoles, los insectos y los granos aunque no tengan las alas en funcionamiento», explica la protectora de animales.
Otras aves, como las aves de presa, viven una muda parcial y no pierden la capacidad de volar. En su caso, las plumas se van recambiando paulatinamente e incluso a lo largo de los años.