(dpa) – El borde de la mesa no está en el campo visual, el bebé se da vuelta y… ¡zas! Se golpea la cabeza. ¿Cómo podemos darnos cuenta si fue un golpe preocupante?
A veces los niños después de un golpe están particularmente necesitados de cariño o tienen problemas para dormir. Ambas alteraciones en el fondo pueden ser manifestaciones de una conmoción cerebral suscitada por el golpe.
El problema es que los más pequeños por lo general no pueden expresar en palabras lo que sienten, y para los padres no es tan fácil reconocer los síntomas.
Las conmociones cerebrales son bastante comunes en los niños, sobre todo porque aún no han desarrollado una conciencia sobre los riesgos y peligros.
Otra posible manifestación sutil de una conmoción podría ser que al niño le cuesten cosas que en realidad ya había aprendido, como por ejemplo, usar un orinal o pelela.
Pero también existen manifestaciones muy claras ante las que es necesario llamar al servicio de emergencias o acudir a una guardia, advierte el pediatra alemán Hans-Jürgen Nentwich.
Si el niño presenta un chichón grande o zonas de la cabeza hinchadas sin ninguna explicación, si comienza a estar muy desganado o aturdido, si es difícil despertarlo cuando duerme, si vomita con frecuencia, si llega a tener algo de sangre o líquido en el oído, si las pupilas son de distinto tamaño en cada ojo o si el niño tiene espasmos, es crucial actuar rápido.
Otros síntomas de conmoción pueden ser la falta de coordinación, poco equilibrio, un paso poco seguro al caminar o una sensibilidad inusual a la luz o al ruido.