(dpa) – Para mantener los dientes limpios y prevenir las caries, tanto los pediatras como matronas, nutricionistas y odontólogos recomiendan que desde el nacimiento se les dé flúor a los niños.
La red alemana Gesund ins Leben (Saludable a la vida) brinda una recomendación uniforme con más consejos para la dosificación durante los primeros años de vida.
En los primeros meses, el flúor debe ser administrado en forma de comprimidos, en combinación con vitamina D. A partir de la aparición del primer diente, los padres deberán elegir. Una posibilidad es seguir suministrando la pastilla combinada y limpiar los dientes sin dentífrico o con una pasta libre de flúor.
La otra alternativa es darle a su hijo o hija un comprimido solamente con vitamina D y limpiar los dientes hasta dos veces por día con un dentífrico con 1.000 ppm de flúor, cuidando que la cantidad de este sobre el cepillo sea del tamaño de un grano de arroz.
Esta decisión puede ser conversada por ejemplo con la médica o médico pediatra, en torno al sexto mes de vida del bebé.
UN GRANO DE ARROZ ES MÁS PEQUEÑO DE LO QUE SE PIENSA
A partir del primer año de vida, la recomendación general es limpiar los dientes dos veces al día con una pasta dentífrica con 1.000 ppm de flúor, siempre prestando atención a la dosis. La cantidad debe continuar siendo del tamaño de un grano de arroz.
Y un grano de arroz es más pequeño de lo que se piensa. Para compararlo, tranquilamente se puede buscar uno en la cocina y colocarlo junto al cepillo, muchos se sorprenderán.
La razón para esta meticulosa dosificación es que, a esta edad, los niños no saben escupir la pasta dental. Por lo tanto, corren el peligro de ingerir demasiado flúor si permanentemente se colocan cantidades demasiado grandes sobre el cepillo.
A PARTIR DE LOS DOS AÑOS, EL GUISANTE
Cuando llega el segundo cumpleaños, se modifica la cantidad recomendada de dentífrico, pasando del grano de arroz al tamaño de un guisante o arveja. Esta recomendación sobre la cantidad de pasta tendrá vigencia hasta el cumpleaños número seis del infante.
Además, a partir de los dos años, el niño o niña debe aprender a cepillarse solo, aunque los padres tienen de todos modos que limpiarle los dientes a continuación para asegurar la higiene.